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-No le creo subinspectora Hyuga-dijo la mujer rubia con el ceño fruncido mientras apoyaba sus manos fuertemente sobre la mesa.

Hinata permanecía con la mirada fija en el suelo y el pelo cubriéndole toda la cara, prefería mirar al suelo antes que enfrentar la mirada de la jefa de policía Tsunade.

Todavía ahora se recriminaba por el hecho de no haber salido del lugar de los hechos antes de que los guardias llegasen y la encontrasen allí, en medio de todo el desorden, en lugar de eso se había quedado parada en medio de la estancia como una imbécil y con la mirada clavada en aquella ventana rota por la que se había ido Naruto.

Naruto, él siempre estaba allí para complicarle la vida, pero ¿realmente podía culparlo? ella había sido la estúpida que no se había alejado de él.

Y ahora allí estaba, en la sala de interrogatorios, sentada en la silla de sospechosos y soportando las duras palabras de Tsunade-sama y la mirada decepcionada de Kiba.

Sintió como si las oscuras paredes de la estancia empezasen a moverse y a querer aplastarla y ella no sentía fuerzas para levantarse de aquella silla de hierro clavada al suelo y escapar de aquel horrible sitio.

Con un suspiro elevó la mirada y la clavó en aquella imponente mujer.

Tsunade vestía chaqueta y falda por las rodillas de color verde oscuro, ambas en conjunto con aquellas gafas de pasta negra. El rubio pelo iba recogido en un pulcro moño que le daba un aspecto más severo aún.

-Usted estaba encargada de interrogar al sospechoso que habían capturado sus compañeros de brigada y en lugar de eso va a molestar a un compañero suyo que está ocupado protegiendo la entrada del archivo.

Hinata no supo que contestar, ella había actuado sin pensar en que algo como aquello podría pasar y ahora no sabía que contestarle a aquella mujer.

-Porque usted-continuó Tsunade con un tono incisivo-dejó al sospechoso sabe Dios donde y se fue directa al guardia a decirle que se le había escapado un sospechoso y que necesitaba ayuda.

-Eso fue lo que pasó-dijo ella con voz trémula.

Sintió como las gotas de sudor frío le recorrían toda la nuca, estaba claro que Tsunade no la creería, vamos, ni ella misma se creería con una declaración tan floja como aquella.

-¡No me mienta más! cuando estaban en la sala de interrogatorios, esta sala, de la cual usted dijo que el sospechoso había desaparecido, usted desapareció y el guardia no sospechó porque pensó que estaría en otra zona buscando, pero lo que usted estaba haciendo era ayudar al sospechoso a abrir la sala del archivo.

-En realidad Tsunade-sama-intervino Kiba-la puerta fue abierta mucho antes de que se viese a Hinata adentrándose en el pasillo.

La pelinegra lo miró, a pesar de que sabía que él se sentía decepcionado la defendía, y no pudo más que sentirse agradecida con él.

-¿Intenta disculparla, inspector?-reclamó Tsunade-es cierto que lo que dice es verdad, pero si ella fuese inocente, ¿por qué no detuvo al sospechoso? llevaba un arma y él solo era un hombre, ¿me va a decir que se sintió intimidada, subinspectora?

El intento de Kiba había sido bueno pero Hinata sabía que ya no podría mantener aquello por más tiempo, pero lo que tenía muy claro era que no iba a delatar a ninguno de los chicos, ellos no se lo merecían, ni siquiera podía culparlos por lo que le estaba pasando.

-Me descuidé-empezó-y se me escapó por eso fui a pedir ayuda, después de dejar al guardia aquí yo me fui a buscarlo por otro sitio y lo encontré en la sala del archivo con la carpeta del caso Kyubi en sus manos.

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