Capitulo #2

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*Todos merecemos una oportunidad...

No hay nada como un golpe de realidad para poner los pies en la tierra.

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Ella se retuerce incomoda en el suelo mientras abre sus ojos lentamente tratando de acostumbrarse a la luz de lugar.
Su visión se torna borrosa, comienza a parpadear para aclarar su visión.
Sus ojos ven claramente e intenta incorporarse pero sus manos están atadas.

Comienza a inspeccionar el lugar en donde se encuentra y este es pequeño húmedo y sucio como un viejo sótano abandonado.

Pero la luz que ahí entra es mas de la que entraría a un sótano y el olor a podredumbre despeja la idea del sótano.

Sigue explorando con la vista y a su lado hay 3 mujeres mas, una chica morena con ropa parecida a la de una dama de compañía que se mantiene en calma, como si ya hubiese aceptado su destino, otra mas pequeña, asustada, llorosa, que no deja de sollozar y otra chica de cabello castaño y ojos sesgados que lucha por liberarse.

Marinette se siente azorada y comienza a buscar en su memoria lo que había sucedido. Entonces lo recuerda claramente, los gritos, las peleas, el golpe que la dejo inconsciente. Sus sentidos se agudizan, escucha el choque de olas e inspecciona nuevamente, la humedad el olor y unas cuantas redes viejas se da cuenta que aquel cuarto  era perteneciente a una cubierta inferior de un barco; un tétrico escalofrío recorre su cuerpo mientras se da cuenta que quienes atacaron  eran pirata. ¿Se encontraba en un barco pirata?

— ¿Pero que hago aquí? – Se pregunta así misma en voz alta.

— ¡Ya despertó! — Dice la morena

— ¡Que bien! ¿Tu eres la esposa del jefe de la guardia real, cierto? — Pregunta la castaña.

— Si.

— Estamos salvadas, el te vendrás buscar y nos llevaras contigo ¿ cierto?

— Si. – Dice a media voz arrastrando la "i" y aun confundida.

— ¿Esta bien señora? — Pregunta la morena.

— Algo confundida.

— Es normal, ya se le pasará.

— ¡ Suban a las mujeres! — Se escucha el grito de un marino — ¡El capitán las quiere ver en cubierta!

Toda su sangre se hiela al escuchar aquella orden, todas se inquietan gritan y lloran desesperadas al ver entrar a un grupo de hombres que las miran y ríen, pero aquella risa era macabra, causaba escalofrío al oírla. Un sudor frío recorre la espalda de Marinette esperando lo peor, como esposa del jefe de la guardia seria el primer objetivó de aquellos hombres.

Entre empujones, gritos y chillidos suben a las cuatro mujeres a cubierta.

— ¡Aquí las tiene capitán! – Dice uno  de los hombres a un hombre que se encuentra de espaldas mirando lo poco que se alcanza a ver de la costa.
El gira para mirarlas pero el sol a su espalda mas el sombrero y la gabardina impiden apreciar su rostro.

Caballeros  ¿acaso somos animales salvajes? Desaten a estas bellas damas, — Da la orden y su voz se oye  profunda y seductora – que ¡bueno! no es como si fueran ir a alguna parte ¿Cierto? – Dicho esto todos ríen en una estruendosa carcajada – Bueno pues mis bellas damas, sean ustedes bienvenidas al gato negro — Un nombre muy extraño para un barco pensó ella —  Correspondan a la cortesía como las damas educadas que son, digan sus nombres –  cada una obedece ante esta petición y responden conforme son desatadas.

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