❥Capítulo|9

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—Gyu.

—¿Sí? 

—Ahora sí debo irme —insistió—. Ya bastante problemas tengo encima. 

—¿No puedes... quedarte un poquito más? —susurró contra su pecho. 

—Mírame —le dijo, levantándole el rostro por el mentón—. Y tú dime, ¿Debería quedarme "un poquito más"? ¿Debería? 

Inspiró con fuerza, triste. 

—No. Pueden retarte y deben estar preocupados por ti —lamentó. 

—Exacto. Ahora, por favor déjame bajar. 

De alguna forma había terminado acostados en el sillón, el humano descansando sobre el otro, cabeza en el pecho y manos en el abdomen, dibujando figuras inentendibles, miradas perdidas en la cuerina o el techo y dedos torpes que trataban de hurgar entre los cabellos luchando por no cortar con las garras de por medio. El tiempo había pasado y de vuelta era el mediodía, SungGyu sintió al principio que se habían quedado allí una eternidad, y ahora su cuerpo y su mente le reclamaban que habían sido unos segundos, unos instantes, lo que duraba un parpadeo o un latido de su débil corazón. 

—No, no te bajarás —murmuró, caprichoso. 

—SungGyu, tengo que irme, en serio —le tomó de los brazos e intentó levantarlo—. Gyu, vamos, colabora un poco. 

—No quiero que te vayas. 

—Yo tampoco, pero tengo que... 

—¡No tienes que hacerlo! —protesto de pronto, sentándose—. No tienes que hacerlo... Sólo, quédate conmigo —se ahogó con su propio temor, viéndolo fijo y sintiendo cómo el aire empezaba a volverse denso y cálido como siempre que se conectaba con aquellos ojos—. Te cocinaré lo que quieras, te bañaré como se debe, te vestiré bien y te compraré una cama para que vivas aquí. Sólo... sólo quédate. Para siempre. 

Aquellas palabras le acariciaron el rostro y bajaron por su pecho, entrando directo a su piel. ¿Cómo podía decirle eso? Ahora temblaba de pies a cabeza, ahora veía borroso y tenía ganas de atarse al sofá para permanecer en él hasta el último de sus días. 

—Me tengo que ir —insistió con voz quebrada—. Gyu, necesito que comprendas la gravedad del asunto. 

Repentinamente, las manos de SungGyu viajaron a la mandíbula del lobo, pegando frentes, rozando narices y compartiendo respiraciones. 

—¿Y si no quiero comprender? —su voz era apenas audible, estaba desesperadamente triste y nervioso a la vez, algo dentro de él golpeaba con fuerza para realizar esos movimientos, no propios de él—. No quiero comprender, quiero que te quedes. ¿Qué tan difícil puede llegar a ser? Sólo tienes que... no irte —tartamudeó contra su boca. 

Labios separados y manos torpes viajando a la cadera del humano, WooHyun se mordió el labio, hambriento. Rogó porque no pasara lo que estaba pasando y que su cuerpo no le fallase a último momento. 

Ahora no. 

No podía estar en celo. No DEBÍA estar en celo. 

—Oblígame —suspiró, presionando entre sus dedos y contra su cuerpo—. Haz que me quede. 

"Haz que me quede". 

—¿Me estás invitando? —sonrió quisquillosamente. 

—Te estoy tentando, prácticamente forzando. 

—Entonces quieres quedarte —cerró los ojos al oír a Namu tararear en asentimiento—. Dime exactamente qué es lo que tengo que hacer. 

—Yo qué sé... —en su cara se formó una mueca de burla—, tú eres el que sabe aquí. 

❥BONES: Wolf & Beauty | ➳[WooGyu~MultiShipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora