❥Capítulo|14

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—¿Estás seguro de esto? Nos pueden descubrir.

—Entonces no me hubieras dicho que querías venir, ¡Si no estás completamente de acuerdo con esto, vete! Yo necesito entrar allí al menos una vez más.

SeungHyun dudó dos segundos, ver el enojo en los ojos de JiYong le preocupó.

—De acuerdo, te sigo.

Atravesando los arbustos y matorrales, saltando sobre ramas pequeñas y esquivando pozos en la oscuridad, se adentraron al campo a la salida de la ciudad, casi en el límite con el país enemigo del Norte. Debían ser cuidadosos, una débil fila de troncos puestos a modo de cerca separaba los territorios pero cualquiera que se acercaba moría como producto de un tiro, allí cualquier cosa que tuviera piernas o se moviera era tomada como amenaza, como si vivieran pendientes de matar a cualquier infiltrado posible. Más de una vez el gobierno había matado a su propia gente, y sin vergüenza negaban haberse equivocado de objetivo.

Agazapados y corriendo velozmente, encontraron un camino bordeado de árboles que parecía perderse en el horizonte; sin dudarlo, JiYong entró en el sendero de tierra y allí avanzó erguido, siendo acompañado con las largas zancadas de SeungHyun a su lado.

Habrán estado tres minutos trotando hasta que llegaron. Era una casa enorme, literalmente enorme y de un solo piso. Los postigos colgaban con las bisagras oxidadas y la madera de la fachada se encontraba apolillada, propensa a desintegrarse en cualquier instante si no se la tocaba con cuidado. El tejado estaba simplemente destruido, picoteado sin piedad por la lluvia y el granizo, con varias ramas caídas encima y un manto de hojas muertas que lenta y cansadamente caía al piso.

SeungHyun quiso preguntar si habían llegado, casi perdió de vista al más bajo, que caminaba hacia la entrada de baldosas negras con piedras blancas, avanzando con extremada lentitud, cada pie cargando con el peso de su cuerpo y el de ochenta más por cómo se balanceaba.

JiYong estiró la mano, sintiéndola raspar contra las astillas y dejó de respirar; sus ojos habían olvidado la belleza que esa casa había tenido hacía tiempo, se encontró incapaz de recordar cómo era todo...completamente incapaz. Y era una de las cosas que más se lamentaba.

Tomó la puerta de alambre que servía de mosquitero y la abrió hacia afuera, empujó la de madera hacia adentro y forzosamente cedió, chirriando espantosamente, golpeando de lleno el ruido contra los dientes apretados de SeungHyun.

Un paso, otro paso. Tres, cuatro, ocho, diez...y estuvo definitivamente en la sala. Levantó la cabeza: había telarañas por doquier, estaba seguro que una familia de murciélagos, mapaches y demás criaturas habitaba esas vigas y las destruían, mordiéndolas y armando nidos asquerosos en las esquinas.

—Este lugar no les pertenece —susurró, enfadado, apretando las manos en puños—. Fuera... ¡¡FUERA!!

Los animales salieron a la luz, casi burlándose de él. JiYong perdió el control de su rabia y tensó la mandíbula, aumentando el tamaño de sus fauces.

—JiYong... —SeungHyun se acercó rápidamente y le abrazó de atrás— ¡JiYong!

En el momento en que lo sujetó, un gruñido gutural y asesino brotó de la garganta del más bajo, haciendo temblar la casa y espantando a los intrusos.

Cuando volvió el silencio, el polvo caía del techo y flotaba en el aire, lastimando sus hocicos. JiYong se soltó de golpe, a manotazos; confundido, el más alto se alejó con las manos en alto, casi escondiéndose en las sombras.

—No puedo creer cómo no hice nada —lamentó, abatido—. No puedo creer cómo no intenté ayudarla, no puedo comprender por qué... por qué me aproveché tanto de ella y su hospitalidad... —gimió, avergonzado de sí mismo—. Ella sólo quería compañía, no me iba a lastimar...

❥BONES: Wolf & Beauty | ➳[WooGyu~MultiShipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora