CAPITULO 4 Considencias

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Hola, Tommy...

Dejo salir un pequeño suspiro que quedó atorado en mi garganta, era aquella voz la que escuchaba en mis sueños más profundos.

Hey, Tommy.   Escucho su voz seguido de unos pasos, siento una mano en mi hombro y giro lentamente hasta hallarme enfrente de él, sus mejillas rellenas y sonrojadas, un gorro tapa su rebelde cabello castaño, sus ojos seguían con ese brillo habitual y su sonrisa que hacía temblar mis piernas.

¿Estás bien, Larcho? – sus ojos no mejan los míos, muerde su labio inferior intentando contener su risa, Larcho fue unas de las palabras que adoptamos en nuestro lenguaje dentro del set, según James teníamos que llamarnos por nuestros personajes y utilizar sus términos para que cuando grabaremos se nos sea más fácil, después de años todavía seguíamos utilizando algunos términos. Niego con la cabeza con una sonrisa en mis labios antes de dejar que una pequeña risa se escapa de mis labios.

Lo estoy, ¿y tu Dy? – dejo que mi sonrisa se mantenga en mis labios.

Algo contento de volver a verte, me tome un momento para ver en donde tengo que venir a firmar un contrato – me guiña el ojo y pasa su lengua por su labio, sin preocuparse del efecto que tenia en mi.

Oh. ¿Aquí?, ¿Con el señor Winchester? ¿Dark Fairy?  – No podía estar pasándome esto, si lo extrañaba mucho pero me aleje para olvidarme de él y acá lo tenía, frente en a mí con su sonrisa de niño diciéndome que trabajara conmigo, por favor no, no, no. Pienso mientras espero su respuesta.

Si, esa misma. ¿Y sé que tú estarás en el, no? Sería perfecto volver a trabajar contigo Tommy – me sonríe como si realmente fuese una buena idea Si supiera cuando daría porque yo no sintiera lo que siento por ti, seria más fácil verlo seriamos buenos amigos.

Si, seres Edwell el príncipe hada y me imagino que serás keire ¿no? – le respondo con un deje de burla: claro, Keire el enamorado del príncipe, el que será que envenene al rey para salvar su amor del príncipe acabando con la ley que prohíbe su amor, como no. sacudo la cabeza para despejar esa absurda idea, pero como el destino parece detestarme lo hace apropósito.

Si, seré Keire. Mi amado príncipe Edwell – me guiña el ojo antes de reír a carcajadas.


Dylmas, una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora