¡RING¡ ¡RING¡
-¿pero como se apaga la maldita alarma? – murmuré con una voz de dormida, palpando la pantalla de mi móvil, iluminada en medio de la oscura habitación. –¡Joder! Que se callé ya. –al levantar la espalda de la cama me di cuenta que no era una alarma sino Cristine, que me llamaba. Descolgué y me acerqué el teléfono a la oreja.
-¡Tenemos trabajo!- chilló dejándome completamente sorda.
-Se puede saber por que hablas tan alto? Estoy durmiendo, bueno, estaba porque me has llamado tú y me has despertado.
-¿Te he despertado? Pero si son la una de la mañana, anda, levanta el culo, aprovecha el sábado vaga.
-¿qué decías de un trabajo?- dije bostezando.
-Ah si, tenemos trabajo. Oh yeah, oh yeah, oh yeah.- mi amiga empezó a canturrear su canción de la victoria y no pude evitar darme un palmazo en la frente, sintiendo vergüenza ajena.
-Perfecto, ahora, si puedes parar te lo agradecería. Me están sangrando los oídos. Gracias. ¿Cuando empezamos?
-Ahora mismo, dentro de diez minutos delante de tu casa. Hasta ahora, un beso. Te quiero amiga.-Iba a replicar, de mal humor, pero colgó antes de que pudiera hacerlo seguramente sospechando que iba a quejarme. Me levanté de la cama y me puse unos tejanos. Miré la camiseta de los Rollling Stones que llevaba como pijama y decidí que ya quedaba bien. Me peiné con los dedos y me puse mis Converse blancas. Cogí el móvil y bajé las escaleras.
-Buenos días mamá. Buenos días Sophie.
-Uy, ¿que celebramos que la niña está tan simpática?
-Ja, Ja... que graciosa Shopie.
-Ya está, ya ha vuelto la Charlotte de siempre.
-¿Tu también mamá, en serio?- las miré a las dos levantando una ceja y se me escapó la sonrisa. –Tengo un nuevo trabajo.
-¿Ah si? ¿de que vas a trabajar?
-Ahora que lo pienso, no tengo ni idea- en ese preciso instante sonó el timbre.- aquí esta mi taxi, adiós, os quiero.
***
Mierda, mierda, mierda.
-Os odio. Tú, mocosa, levanta. Iremos a ver una peli, espabila, que no tengo todo el día.- que cabreada me había puesto en tres segundos.
-Emmm, Charlie. La niña tiene tres años... si le hablas así no te va a hacer caso. –dijo Lis con cautela, midiendo mi furia con la mirada.
-Tú te callas.- le sonreí falsamente. –Cristine amiga, que bonito trabajo me has encargado. –dije igual de falsa, tintando las palabras de rabia. Estaba enfadada con ellas por haberme traído de sorpresa en una casa y decirme que me pasaría los próximos siete meses "cuidando críos y ganando un poco de pasta" y cito palabras textuales. La chica hasta había creado una empresa, "si se haría millonaria y todo" vuelvo a citar palabras textuales. Sí, y yo soy la reina de Inglaterra, ¿no te jode? Seguramente se me pasaría el enfado en treinta minutos pero en aquel momento destilaban rabia hasta las gotas de sudor que resbalaban por mi frente. No me equivoqué, media hora más tarde estaba entretenida haciendo trenzas a la hija de la vecina de Lis y había olvidado que no me gustaban los niños. Levanté la mirada y vi a Cristine sacando una foto del momento.
-Esta foto se va para la cuenta de "SuperKanguros" en Instagram. Vamos a triunfar. –rodé los ojos, no tenía fuerzas para discutir con ella las pocas posibilidades que teníamos de que alguien nos volviera a contratar en nuestra vida. – Ya tenemos 500 seguidores.- me levanté de golpe y fruncí la frente creyendo falsa la información que acababa de escuchar. Pero al ver la pantalla pude ver que era cierto, y que en nuestro "feed" había ya colgadas cinco fotos.
-Cristine!- oí a Lis llamarla- tenemos un cliente. El miércoles a las siete, tenemos que cuidar a la hija de los Anderson.
-Me parece que ya podemos tachar algo de la lista. Amigas, esto va avanzando. –me uní a su entusiasmo y vi, por primera vez desde que habíamos credo los retos, la luz al final del túnel. Chocamos las manos y, sin saberlo, acabábamos de crear algo muy grande.
***
El lunes de la semana siguiente entregaron a Jason el primer premio del concurso de "Jóvenes Físicos". Fue allí mismo cuando me di cuenta de un detalle que había estado olvidando todo este tiempo. Como no, siempre tengo que cagarla. ¿El problema esta vez? Que me di cuenta de que Jason podía ayudarme con la física en medio del teatro, cuando el chico moreno de ojos verdes estaba en medio del escenario y un silencio expectante reinaba en la sala.
-¡Claro! Soy tonta.- dije obvia dándome una palmada en la frente. En ese momento, todas (y cuando digo todas, es todas) las cabezas en la sala se giraron en mi dirección haciendo que me ruborizara y me tapara la cara con las manos. –Lo he dicho en voz alta ¿no?
-Me temo que sí- me respondió Lis haciendo un chasquido con los labios.
-Eres tonta, en serio.- dijo Cristine riendo.
-No te rías de mi desgracia. Es una buena idea- les dije susurrando- le voy a pedir a Jason que sea mi profesor de física y así podré mejorar mi nota y, a la vez, pasar más tiempo con él. Soy un genio, chicas.- dije ventándome el pelo como una diva.
Cinco minutos más tarde, aunque a mi me parecieron mil, se acabó la estúpida ceremonia. Corrí para intentar interceptar a Jason antes de que se marchara. Vi que se escurría entre la gente y disipé entre la masa sudorosa de adolescentes como entraba en la sala detrás del teatro. Caminé deprisa hasta allí, abrí la puerta y entré, con tanto entusiasmo que no me di cuenta que Jason estaba delante y me tropecé con él, pillándole desprevenido. Iba con tanta fuerza que le derrumbé y se dio contra el suelo y yo me quedé encima de él. Jason sonrió y con un movimiento ágil y rápido cambió las posiciones, quedando él encima de mi. Apoyó sus codos en el suelo, con tal de no aplastarme.
-Esto es demasiado cliché, Charlotte Cooper, incluso para ti.- Sonrió y derritió el hielo del invierno de golpe. Me dieron ganas de besarle y bajé mi vista hasta sus labios, enrojecidos por el frío. Respiré entrecortadamente e intenté zafarme de sus brazos. Me miró y ensanchó su sonrisa, con una mano me acarició la cara, repasó mis labios con el dedo y colocó un mechón de pelo rebelde detrás de mi oreja. ¿Se puede saber a que jugaba? Reaccioné de golpe y me levanté bruscamente.
-Jason...-dije entrecortadamente. –necesito que me hagas un favor. Quiero que me enseñes física para poder sacar un nueve. Por favor
-Uy, no sé, ¿qué obtendré a cambio?- dijo pícaro. El tío, que aprovechado, pensé.
-¿La satisfacción de saber que tu amiga saca una buena calificación?- le dije poniendo mi cara más tierna. Supuse, también, que éramos amigos.
-Me basta con una sonrisa tuya. –no pude evitar sonreír. Él, en las pocas veces que habíamos hablado, había conseguido sacarme mis más sinceras sonrisas. -En mi casa, mañana, después de clase. – se acercó y pasó la mano por detrás de mi cuello, acariciándolo. En ese instante me di cuenta del poder que tenía sobre mi. El mínimo roce me paralizaba, estaba cayendo en sus redes. Al fin y al cabo, debía hacerlo ¿no?
Nuevo capítulo. Yaaaaaas!! Este Jason es un pillo. (Insertar caritas pervertidas aquí)
Bueno personitaas, hasta la próxima.
Clara.
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10 COSAS QUE HACER ANTES DE MUDARSE
Novela JuvenilCharlie Cooper tiene 17 años. Una vida normal, amigos y está perdidamente enamorada de un chico inaccesible para ella. Pero cuando sus padres deciden separarse y mudarse todo pierde el sentido, hasta que decide vivir sus últimos siete meses en su ci...