Izuku estaba cubierto desde sus pies, hasta el último cabello en su cabeza por las cálidas sábanas de su lecho. Con las luces apagadas y las cortinas cerradas, trataba de esconderse en la abrazadora oscuridad de cualquier fuerza que quisiera alcanzarlo. Su cuerpo adolorido era como una tortura que no le permitía siquiera rodar en la cama.
¡¿Qué hiciste?! ¡¿Qué hiciste?! ¡¿Qué hiciste?!
Le gritaron sus voces una y otra vez. Y él mismo quería saber eso: ¿Qué había hecho?
Tratando de sacar brillo a sus recuerdos, percibió el temor irrumpir en su cuerpo. Aún peor, sintió arrepentimiento de haber dicho algo crucial.
—¡Conozco el punto débil de All Might!
La agresora lo devoró con una mirada llena de recelo, aquello era tan tentador en creer. Estaba interesada, y sabía quién más lo estaría. Sin más suspiró.
—Sígueme —ordenó—. Si veo que tratas de hacer algo, te mataré. ¿Escuchaste bien, Quirkless de pacotilla?
Izuku pasó saliva y asintió. Fue guiado a través de los callejones oscuros y descuidados hasta llegar a un barrio que, por lo descuidado que estaba, no le sorprendería que fueran los lugares más bajos de la ciudad.
La chica se acercó a la metálica puerta de un edificio. La tocó con poca delicadeza y la ventanilla se abrió. Midoriya pudo captar que quien estaba detrás de ella usaba unas gafas negras que impedían divisar sus ojos. Ambos intercambiaron algunas palabras en susurros, volteando a verlo de soslayo con el rabillo del ojo.
¡Sal de aquí! ¡Corre! ¡Huye!
Le dijeron sus voces en sus débiles susurros, indicando que ya era momento de tomar el siguiente psicotrópico antes de que tomaran más fuerza.
Izuku no se movió, ni un poco.
Sus piernas flaquearon cuando la ventanilla se cerró y la puerta se abrió. El hombre salió de ésta y le hizo una seña con la mano para que entrara. Las voces del joven suplicaron escapar, pero Izuku sabía que el momento para poner fin a lo que estaba por venir ya había pasado.
Comenzó a seguir al hombre y detrás de él iba su agresora. Miró con recelo las paredes de aquel estrecho pasillo que sencillamente delataban los años transcurridos desde su última mano de pintura. Pasó saliva y percibió sus palmas humedeserce. Sentía que estaba entrando a la boca del lobo.
Al final del pasillo habían otras puertas. Entre todas destacaba una por conservar buen estado. El sujeto frente a él la abrió y asomó su cabeza.
—Hay alguien que quiere hablar contigo, Shigaraki.
—¿Quién? —inquirió una áspera voz.
El hombre sonrió de lado y le dejó paso a Izuku. Los músculos del joven se tensaron impidiendo su movilidad. La chica detrás de él lo empujó hacia adentro, sacándolo de su trance. Izuku miró que la habitación parecía un bar demasiado pequeño. Dentro habían dos personas que le veían fijamente.
—Carletti, ¿Por qué me has traído a un mocoso? —quiso saber un hombre delgado que llevaba una mano en su rostro para cubrirlo.
La castaña guardó silencio cruzada de brazos. Miró a Izuku fijamente logrando que se incomodara. Midoriya creyó que esa mirada era una indicación para que abriese la boca.
—Quisiera unirme a la Liga de villanos, por favor —titubeó.
Entonces el hombre de la mano comenzó a reírse de él.
—¿Oíste eso, Kurogiri? —le habló al sujeto cubierto de niebla oscura que le miraba detrás de la barra—, el niño quiere unirse a la liga de villanos, por favor —río con más fuerza resaltando la inocencia que aún poseía Midoriya—. Escucha esto niño: regresa a casa. Ve con tu madre y abrazala, no sabes cuándo podremos alejarla de tu lado.
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La Ciudad De Los Muertos [BNHA]
FanfictionIzuku Midoriya decide rendirse ante su meta de lograr convertirse en héroe. Su tristeza, agonía, cólera e impotencia lo someterán a situaciones que nunca imaginó, hasta arrastrarlo a las garras del mal y convertirlo en aquello que juró destruír. «Si...