SIXTEEN, (riverdale) [#1]

chapter fifteen

Miedo.
La emoción más básica, la más humana.

De niños, le tememos a todo. A la oscuridad, al coco debajo de la cama. Y oramos por la mañana, para que esos monstruos se vayan.

Aunque nunca lo hacen. No realmente.

Solo pregúntele a Jason Blossom.

• • •

Hera despertó por el sonido molesto de su celular, más de un mensaje había llegado a su móvil por lo que lo tomó dándose cuenta de que ya eran las seis y media de la mañana. El mensaje era de Archie, quién le pedía que fuese a las audiciones a eso de las nueve de la mañana para darle apoyo.

Buscó que ponerse; un pulover rojo junto con un jean azul y unas botas bajas con tacón de color negro, dejó todo en su cama para sentarse frente a su espejo en busca de su plancha de cabello para así comenzar a alizar aún mejor el mismo.

Una vez terminó de hacerlo, pasó máscara de pestañas por sus ojos y lápiz labial rosa sobre sus finos labios. Se vistió y escuchó la puerta de su casa sonar por lo que tras tomar su celular y bolso bajó, encontrándose a Jughead allí. Frunció su ceño con sorpresa y se acercó a él a besar su mejilla antes de sentir el olor a comida inundar sus fosas nasales y correr a sentarse.

Su madre apareció con el desayuno y con un cortante gesto saludó a Jughead consiguiendo que la menor rodeé sus ojos.

─Así que, Jughead, supongo que debemos agradecerte por la macabra obsesión de Betty con lo de Jason Blossom. ─habló Alice en busca de cortar el silencio, aunque aquello consiguió incomodar más al moreno.

─Por dios, mamá. Un desayuno normal tan solo un día, por favor. ─protestó Hera.

─En realidad, fui yo quien le pidió a Jughead para escribir en el azul y oro. ─Alice soltó una pequeña risa que hizo fruncir su ceño a Hera pero está jamás despegó su concentración en la comida.

─Tranquilas niñas, solo estamos hablando. ─Jughead bebió jugo rápidamente y aquello consiguió hacer que Hera quiera reír pero reprimió su risa.

─¿Podría usar su baño? ─preguntó mirando a las tres, Hera lo ignoró ya que estaba disfrutando de aquel desayuno.

─Claro, te llevaré. ─le dijo Betty a punto de ponerse de pie pero su madre lo impidió.

─No. Lo llevaré yo. ─dijo Alice poniéndose de pie y girándose.─ Sígueme, Jughead.

A tan solo segundos de que ella salió de allí junto al moreno, Betty se puso de pie bajo la atenta mirada de Hera, quién no dejaba de comer de su paqueque. La mayor se acercó al bolso de su madre y de allí sacó su agenda telefónica para tomar distintas fotos de las diferentes páginas de sus contactos.