44 Narrado

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Adrián le llamó de nuevo a Amanda. Ella hizo lo que le dijo. La cámara apuntaba a su cama, donde estaba Alec boca abajo. Se notaba como estaba llorando.

— Alec... Lo siento. No quería que las cosas salieran así. En verdad pensé que podría solucionarlo.

— Te dije... Te dije que no era una buena idea — Adrián miró la pantalla de la computadora. Amanda se había hecho a un lado. La cámara sólo apuntaba a Natalie que seguía sentada en la cama. Cuando ella escuchó, miró a la pantalla. Se vio que le reclamaba a Amanda, pero no se escuchaba.

— No te tomes en serio lo que dijo ella. Sólo está nerviosa, tiene miedo.

— ¿De qué? ¿Por qué me tendría miedo? Si fuera un violador le doy toda la razón — se puso boca arriba — Pero sólo soy un chico. 

— Un chico tonto.

— Puede ser, pero no soy malo. No tiene porque temer.

— Están a kilómetros de distancia, Alec. Teme que se enamore de ti y luego se arruine por la distancia.

— Sé que piensa que podría engañarla, pero soy incapaz de eso. Tú lo sabes, Adrián. Puedo ser cualquier cosa, pero jamás engañaría a nadie. No importa que sean miles de kilómetros que nos separen, no importa que este en otro planeta. Jamás podría serle infiel a nadie.

— Eso lo sé totalmente — Adrián sonrió — ¿Recuerdas la novia que tuviste en primero? Cuando fuimos a la fiesta del chico del tercero y una chica hizo que te bebieras casi una botella para que te acuestes con ella.

— Fue lo peor que me pasó. Me dolió la cabeza por dos días enteros.

— Pero aparte de eso. Aunque la chica era extremadamente bonita y tú estabas totalmente borracho, no la tocaste ni tantito. Todo el tiempo le fuiste fiel a tu novia. Y eso que ella ni siquiera estaba en la ciudad.

— Ya te lo dije. Soy incapaz de serle infiel a nadie. No importa en que estado este o donde este la chica que me gusta. Jamás haría algo tan cruel como eso — Alec pasó saliva — Aún así no importa. La chica que quiero ahora ni siquiera confía en mí...

— No es que no confíe en ti. Sólo piensa que jamás se conocerán.

— Es que ella no me da la oportunidad. Sabes que puedo ir con ella... Podría conocerla en persona, podría estar unos días con ella. Si sólo me escuchara y me diera una oportunidad, creeme que haría cualquier cosa para verla. Aunque sea una vez para que vea que soy totalmente honesto — se sentó en la cama. Natalie pudo notar que Alec tenía los ojos un poco rojos y aún le salían algunas lágrimas — Sabes que soy capaz de rogarle a mis padres todo el mes para que me paguen un boleto a donde sea que ella vive para ir  a verla. Haría limpieza de la casa todos los días, lavaría la ropa... Incluso me pondría a estudiar si eso es lo que quieren — Adrían rió.

— ¿Tú? ¿Estudiar? En verdad quiero ver eso.

— No te rías — le aventó una almohada — Sabes que lo haría... Pero a veces pienso que ella tiene razón. Pienso que acelero demasiado las cosas, le dije demasiado pronto que me gusta... Posiblemente jamás logre verla en persona, ella se enamore de alguien que de verdad conozca, que pueda verlo todos los días, la trate como reina. No sé. Se olvidará de mí... 

— ¡No! Alec, no hables de esa manera. Suenas igual de pesimista que ella. Tú no eres así. Tú siempre has sido el chico alegre que cuando se propone algo con alguien lo consigue, sin importar qué. Estoy seguro que eres totalmente capaz de mantener una relación con ella. Lo único es que ella tiene que ver que las relaciones a distancia no son tan malas como piensa. Cuando conoce a alguien como tú, de verdad no hay nada que temer — Alec sonrió un poco.

— Adrián... ¿sabes algo?

— ¿Qué?

— Creo que en los días que no hable con Nat, sólo pensé más en ella... Es estúpido, pero leía las conversaciones anteriores y me ponía a sonreír como idiota... Adrián, me enamoré de ella — le salieron unas lágrimas más y pasó saliva. Adrían no sabía que responderle. Lo único que pensó hacer fue abrazarlo. Pasaron unos minutos. Alec escuchó la voz de Natalie.

— Alec... Lo siento...

Número equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora