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Jimin se encontraba retocando los últimos detalles de su proyecto para biología, iba a dejar a la profesora impresionada, iba a concentrarse y dar la mejor presentación que la clase haya presenciado, iba a obtener el mayor puntaje.

Eran las 7:35am.

Jimin ignoró los pasos apresurados que provenían del pasillo nexo, estaba demasiado ocupado para siquiera preocuparse en mirar quien cruzaba por ahí.

En el piso estaba, entonces, continuando con lo suyo, fuera del aula de biología sólo para impresionar a la profesora por su puntualidad.

Un sonido agudo y clásico de las zapatillas contra el piso, luego un gran estruendo, y por ultimo una maldición.

—¡Joder! No puede ser. Por la puta que me parió...

Jimin siguió escuchando un montón de maldiciones que parecían tener como fin insultarse a sí mismo, así que se volvió un poco curioso de quién era el idiota que hacia eso.

Cuando miró hacia arriba, lo entendió.

Debía ser uno de esos chicos que terminaban todo a última hora porque poco les importaba la asignatura, debía ser su compañero, aún que en realidad no tuviera idea ni de como se llamaba. Su proyecto estaba tirado en el piso, destruido por completo, las piezas desparramadas por todo el lugar, un tubo rojo aún recorriendo el piso hasta llegar a sus pies.

Lo ignoró.

—Mierda. Mierda. Mierda.

El chico seguía maldiciendo en voz alta y haciendo ruidos furiosos con las piezas que recogía.

"Aun que maldigas, tu proyecto no va a armarse por si sólo, callate de una vez", pensó Jimin. No podía concentrarse.

Con suerte el chico había notado su presencia, Jimin tenia cierto don en pasar desapercibido, aun siendo la única persona en el cuarto.

Jeongguk se sentó en el piso rendido y suspirando, sus ojos ardiendo y mordiéndose los labios reprimiendo el sollozo que quería salir desde su pecho.

—Jiwon va a matarme.

Jimin no pudo ignorar aquello.

El tono fue tan afligido, tan temeroso, tan pequeño y frágil, que algo dentro de él le causó un grave malestar. Por primera vez lo miró al rostro.

No, no lo conocía, pero sabía que lo había visto por los pasillos más de una vez.

En ese momento, Jeongguk notó la presencia de otro estresado chico con un trabajo, también un proyecto, era un compañero de la clase de Jiwon, Park Jimin.

Se quedó en silencio. Sentía que si hablaba, sus cuerdas vocales se romperían en llanto.

Jimin miró el tubo en sus pies, lo tomó con su mano y caminó hasta el chico desconocido que estaba al borde de las lágrimas.

Podía ser que no le importase la gente, pero cuando de Jiwon se hablaba, sólo habia uno que fuera realmente popular en el instituto y no de buena manera, ese chico era un asco de persona, comprendió de inmediato que el proyecto en realidad no era del chico, era de Jiwon.

—Ten.

Jeongguk cabizbajo tomó la pieza restante, sin embargo se quedó ahí, sin mover un solo musculo esperando las burlas del chico, o quizá que éste sintiera pena, un largo silencio fue su respuesta.

—¿Que estas haciendo? Ponte a armar el trabajo, son apenas las 7:38.

Y así nada más Jimin se fue, ignorando por completo la imagen sorprendida del chico, con aquella pequeña lágrima cayendo de su ojo, con su labio inferior temblando sin control. O por lo menos lo intentó.

Semilla | 지국 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora