Capítulo 18.

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Maratón 2/4.

Este capítulo se lo dedico a @rubiosaOMG que me lo pidió aquí lo tienes espero que te guste <3

El pueblo era muy pequeño, pero demasiado bonito. Era un pueblo lleno de árboles enormes y con un color verde muy oscuro, había un enorme lago con agua cristalina yo creo que incluso podías beber de esa agua y no te iba a pasar nada. Estaba lleno de pescadores y gente muy maja que nos saludaba cada vez que pasábamos por el coche. 

Al llegar a nuestra casa me pareció PRECIOSA, era pequeñita pero era de madera clara que le daba un aspecto demasiado acogedor, habían muchas flores de distintos colores en la entrada, acompañados de una puerta principal de madera pintada de un verde tan claro como la hierba del suelo, encima de la puerta había una pequeña ventana que parecía que daba a algún cuarto desconocido. Todo el camino de la entrada era de una piedra blanca que la hacía mucho más acogedora que antes.

Rubius- ¿Te gusta? -preguntó entusiasmado mientras me ayudaba a salir del coche.

Yo- No me gusta Rubius -se le entristeció la cara-; ME ENCANTA, ES HERMOSA -salté para abrazarle.

Rubius- Me alegro -dijo riendo.

Sacamos todas nuestras cosas y un señor que pasaba nos ayudó a subirlas a casa -como os digo, la gente de pueblo es muy maja-. Le dimos las gracias y el señor nos dijo que cuando necesitáramos ayuda se la pidiéramos que encantado nos ayudaba, le encanta ayudar a los jóvenes. Nosotros nos reímos y él sonrió orgulloso de su trabajo.

Empezamos a deshacer la maleta y sacar las cosas de las cajas. Rubius me ayudaba mirándome con cara de pervertido, no sé porque pero algo me iba a hacer.

Yo- ¿Por qué me miras tanto? -no sé cómo ni cuándo pasó pero estaba encima mío haciéndome cosquillas.

Rubius- Esto es porque te miro tanto -yo me reía.

Yo- Para, por favor -decía entre carcajadas.

Entonces conseguí girarme para quedar encima de él con sonrisa vengadora. Miraba sus ojos, sus dulces ojos que me atrapaban, él miraba los míos pero no me percaté de ello en ningún momento. Nos quedamos así por unos minutos sin cansarnos; necesitaba esto.

Rubius- ¿Por qué tienes unos ojos tan bonitos?

Yo- Tanto como los tuyos no...

Rubius- A mí no me vengas con choninerias, yo digo que son bonitos así que lo son y punto -le sonreí-; tu eres mía y yo tuyo fin.

Entonces sin pensarlo le besé con muchas ganas, fue un beso tierno, muy tierno, algo que quería desde hace tiempo. Era como lo había soñado. No pude evitar sonreír a mitad de beso.

Yo- Eres un imbécil demasiado mono -sonrió.

Rubius- Tu imbécil mono.

Yo- Lo sé y te amo -reímos.

Después de levantarnos del suelo y terminar de colocar todo en su sitio. Me cambié ropa y decidí ir a la cocina para preparar la cena -sí, la cena-. Rubius me acompañó a la cocina para mirar como hacía la comida. 

Rubius- ¿Puedes dejar eso haciéndose solo? -le miré antes de cerrar la puerta del horno.

Yo- Creo que sí, ¿por qué?

Rubius- Hay una cosa de la casa que aún no has visto -me cogió de la muñeca y traspasamos la puerta del patio.

Era un pequeño balcón que daba al lago, desde ahí se podía ver lo bonito que estaba el cielo, estaba azul oscuro, muy oscuro repleto de pequeñas estrellas blancas brillantes. Me quedé embobada mirando el cielo, era demasiado precioso y estar con Rubius me hacía pensar que era aún más bonito.

Rubius- ¿Te gusta? -apoyó los brazos en la barandilla mirando al cielo, me acerqué a la barandilla.

Yo- No soy perra pero guau-rió.

Rubius- Eso lo dice todo -me miró sonriente.

Yo- Gracias por traerme aquí -me giré hacia él y puse mi mano en su mejilla.

Rubius- De nada, sabía que te gustaría -sonreí.

Yo- Prométeme algo -miré al cielo y él también lo hizo.

Rubius- ¿El qué? -me rodeó la cintura con sus brazos.

Yo- Si salimos -le miré-, prométeme que nos conoceremos en la vida real y estaremos juntos.

Rubius- Te lo prometo, te buscaré hasta que estemos juntos -sonreí asintiendo- aparte, tienes que conocer a mi Mahe -reí.

Acercó su cara juntando nuestras frentes y cerrando nuestros ojos, yo entrelacé mis manos detrás de su nuca, sintiendo el aire de la noche en mi pelo.

Rubius- Solo eres mía -susurró-, no de nadie más.

De pronto sus labios se juntaron con los míos como las piezas de los puzles, perfectamente juntos. Acercó mi cuerpo contra el suyo sin dejar de besarme, sus labios eran suaves y dulces, dulce como él.

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Mis comentarios en el último capítulo del maratón <3

Vivir o morir. (Rubius) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora