Capítulo 22.

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Yo- Te amo, aquí, ahora y siempre -apoyé nuestras frentes-. En este mundo, en la tierra o en el cielo.

Narra papá.

____. Mi pequeña ______ sigue viva, la vi de nuevo con ese chico; me alegro tanto de que esté con él, adoro verla feliz, aparte de que sus ojos brillaban al mirarle, parecían dos pequeñas estrellas.

Yo- Mi niña -sonreí.

Iba por los pasillos pensando en ella cuando de pronto choqué con alguien, era un chico del mismo tamaño que yo, de ojos marrón intenso y el pelo negro también muy intenso.

Chico- Perdone señor, no iba mirando -se disculpó y sonrió.

Yo- Nada chico, tampoco iba yo mirando -me sonrió-; iba pensando en mi hija.

Chico- Yo en mi amigo -sonrió.

Yo- Ya que nos encontramos te invito a tomar algo, ¿vale? -asintió y fuimos a la cafetería.

Una vez allí se pidió un café y yo otro. Durante el camino hubo silencio, pero no incómodo, era un silencio respetable, cada uno pensaba en su ser querido. Nos sentamos en una mesa que estaba al lado de la ventana, se veía el sol salir. Otro día más sin verla, suspiré.

Yo- ¿Cómo te llamas? -le pregunté.

Chico- Miguel Ángel, ¿usted?

Yo- Admiro tu respeto pero que me trates de usted me hace sentirme viejo -rió-.Kevin.

Mangel- Puede llamarme Mangel, que es la mezcla de mis dos nombres -asentí.

Yo- ¿Cómo se llama tu amigo? -bebí de mi café.

Mangel- Rubén pero en el videojuego Rubius -tomó un sorbo de su café mientras yo pensaba que ese nombre me sonaba mucho-, ¿su hija?

Yo- Ya te he dicho que no hace falta que me trates de usted -sonrió-, _____.

Casi escupe su café, abrió los ojos como platos mientras tosía.

Mangel- ¿____? -asentí-. Dios mío, uste...tú -se corrigió-,¡eres el suegro de Rubius!.

Narra ____.

Estábamos ya con los pijamas porque no había la mínima intención de salir de nuevo a la calle. Estábamos en el sofá viendo la TV, yo estaba apoyada en el hombro de Rubius y su mano estaba en mi cintura rodeándome el cuerpo. Veíamos una película de amor, no recuerdo el nombre, pero realmente era bonita.

Rubius- ¿Estás llorando? -estaba llorando porque no podían estar juntos.

Yo- No me digas que no es triste.

Rubius- Es triste pero estás llorando como si no hubiera mañana -sonreí.

Yo- Es que, joder -me senté normal al ver los créditos-. Si eso me pasara contigo me moriría, Rubius -me miró.

Rubius- No lo había llevado a primera persona, entonces sí que hubiera llorado -me sonrió-, ¿dormimos?

Asentí y se levantó del sofá, yo me quedé en shock porque, ¿y si me pasara? Yo no podría vivir sin Rubius, puede sonar a típica quinceañera enamorada pero era la realidad. De pronto me cogió como a una princesa y yo entrelacé las manos en su cuello.

Rubius- Nada nos separará -me susurró al oído.

Sonreí ante su respuesta y me llevó hasta el cuarto y me dejó en la cama suavemente. Me metí dentro de la manta mientras él cerraba la puerta del patio y cerraba la cortina. Le di la espalda pero al momento noté como se metía en las mantas y noté unos brazos que me rodeaban la cintura.

Vivir o morir. (Rubius) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora