Un día incomprendido.

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Martes 17 de abril.

- El día se acerca, ¿ya sabes que hacer?

-La verdad no, me encuentro muy desanimada...

- ¿Ahora qué tienes?

- Nada, lo de siempre.

- ¿Sigues pensando en él?

- ¿En quién? No tengo en quién pensar.

- Sabes bien a lo que me refiero- dijo.

- Si te refieres a él no es así, deja de malinterpretar las cosas.

- Se nota en tus ojos lo que sientes por él, y lo sabes.

- Admiración.

- ¿Admiración dices?

- Sí, así es, lo admiro como persona, como humano, como amigo.

- ¿A qué te saben esas palabras?

- A vinagre. - respondí.

Falta un día para el cumpleaños de Abril y no se que hacer... Que irónico, Abril cumple años en abril, ja...

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Me encuentro en el espacio sin fin donde nadie me puede encontrar.

Hundida en el fondo del océano donde se pierden las cosas en que ya nadie cree buscar.

Perdida en el bosque de árboles
que susurran, pero, los susurros no deberían escucharse tan alto ¿o si?

Las almas que aún no encontraron consuelo en vida y me lo gritan para que sienta sus penas y escuche.

En el cuarto oscuro donde no existe ni una pequeño destello de luz que encienda mi alma.

Un corazón que no sabe querer, porque cuando lo hacía fue destruído, ¿y que quedó?
Algo a lo que se llama aprendizaje, enseñanzas, de todo excepto ilusión.

Un alma rota que perdió todo por confiar y creer incredulamente que aún existen personas buenas en este mundo.

El amor efímero que prefieren algunos, los que no desean aferrarse a nadie, porque nadie vale tanto como uno.

La flor marchita que se encuentra junto a la ventana por haber sido arrancada y no amada.

El cansancio de tus ojos que tienen a las 3 de la mañana a causa del insomnio.

La pesadez de encontrarse vivo, sentirte arrastrado por la materia que es tu cuerpo.

Y pensar...

¿cuál es esa misión que debemos cumplir?
O mejor dicho,
¿Por qué demonios nos encontramos aquí?
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-Tengo una idea, le puedo comprar comida, ¿a quién no le gusta?

- Sí, tienes razón.- respondí.

-¿Estás bien?

- ¿Qué más da? He tenido días peores.

-No te pongas así, mira, ahí vienen las demás.

-¡Hola! - dijo Abril.

- ¿Emocionada por mañana?- preguntó Kate que estaba a mi lado.

-Seee.. Aunque sigo sin saber qué vamos a hacer.- respondió.

- ¿A qué hora vendrán ustedes? - preguntó de repente Adara.

-¿Mañana también tienes que ir al Instituto?- preguntó Cata.

- No, ya pedí permiso a mi madre para faltar.- añadió Adara.

-¡Es cierto! Yo aún no he pedido permiso, gracias por recordarme el instituto.-dijo Kate.

-¿Y tú, vendrás?- me preguntó Abril.

Todas se encontraban a la expectativa.

Mientras miraba por el balcón volteé hacia ella y asentí.

-¿Estás bien? Te noto muy callada niña.

- No pasa nada Abril. Tengo que ir a clases, nos vemos luego, ¿te parece?

-Claro.- escuché mientras me retiraba a mi salón.

Quería desaparecer, dormir y no despertar nunca más... Al fin y al cabo, a nadie le importaría. Existen aquellos días en que te encuentras en un estado neutral, donde ya, ya nada importa.

Si les gustó este capítulo no olviden votar, se los agradecería muchísimo. Pensar que no escribo a la nada.

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