Undertale

Las ruinas III

Después de lo ocurrido con Napstablook, seguí caminando por las ruinas, este sitio en verdad era muy grande.

Encontré una tienda, si es que se le podría llamar así, que estaba hecha de dos telarañas, y si les ponía cierta cantidad de dinero venían unas arañas con donas, pero no compré nada, era mejor ahorrar el poco dinero que tenía hasta el momento.

Comencé a caminar, y al poco tiempo recibí una llamada un poco extraña de Toriel.

–Hola, al habla Toriel –su voz se notaba un poco cansada–. Ha pasado bastante tiempo desde  la última vez que limpié la casa, no esperaba tener compañía tan pronto. Seguro que hay algunas cosas por aquí y por allá. Puedes llevártelas, pero no cargues más de lo que puedes llevar. Algún día verás algo que quieras de verdad y necesitarás dejar espacio en tus bolsillos. Adiós.

Lo último que me dijo me dejó pensando ¿A qué se refería con que algún día querría algo tan importante? Pero no importaba tanto, después de todo, acababa de caer en un subsuelo lleno de monstruos.

Al seguir por mi camino, llegué a una habitación en donde un letrero que estaba en una puerta decía que para poder seguir por la habitación debería de encontrar una palanca.

Encontrar la palanca fue muy fácil y al activarla se abrieron las puertas hacia la siguiente habitación.

De repente, oí como mi estómago gruñía, no había comido nada desde que había caído al subsuelo, estaba pensando en esto cuando encontré una zanahoria en el suelo.

Cuando la recogí, observe que  no era una zanahoria, era un maldito monstruo que estaba a punto de atacarme ¡Cuántos monstruos con distintas formas había aquí!

La batalla comenzó, y, para no tener que pelear intenté comenzar una conversación.

–Hola, me llamo Frisk.

–Las plantas no hablan tonto –me respondió con ironía–.

Luego de decir esto comenzó a lanzarme vegetales a una muy fuerte velocidad.  Esquivarlos era muy difícil, pero con el hambre que tenía, comencé a comer la mayoría de los que me lanzaba. Esto parecía agradable al monstruo así que comí más y más. Finalmente me dejó ir y me dijo que se llamaba Vegetoid.

En esa misma habitación encontré un lazo descolorido, que al parecer, le perteneció a un humano que estuvo aquí antes. También me encontré con Napstablook que me comenzó a hablar:

–Me he caído y ahora no puedo levantarme –dijo con algo de lágrimas en los ojos –continúa sin mi... Espera los fantasmas podemos volar.

Después de decir esto se fue volando y yo comencé a caminar con una sonrisa,  a veces Napstablook  me parecía  simpático.

En el siguiente cuarto había muchos botones de distintos colores pero sólo uno desbloqueaba una puerta, así que decidí pulsarlos todos hasta que se desbloqueara la puerta.

La puerta se desbloqueó y yo comencé a caminar, pero dos monstruos me atacaron.

Uno de los monstruos tenía un gran ojo y el otro parecía un escarabajo. Yo ya estaba harto de que los monstruos quisieran luchar conmigo, así que decidí no hacerles caso.

–Por fin alguien lo pilla –dijo el monstruo que tenía un gran ojo–. Creo que me debo de presentar, me llamo Loox.

Después de decir esto se fue, y solo me quedé con el escarabajo, pero al parecer, por estar solo se acobardó.

–Yo me llamó Migosp, y ya me voy –dijo el–.

Después de esta batalla, continúe mi recorrido y llegué a un lugar donde había dos caminos. Tomé el camino que iba hacia abajo. Al final de este camino había una especie de mirador de las ruinas, que demostraba los maravillosas que eran. Además había un cuchillo de juguete, que tal vez le había pertenecido a algún humano.

Regresé para poder ir por el otro camino. Me encontré un gran árbol seco y, para sorpresa mía allí estaba Toriel. Ella me vio y se dirigió hacia mi.

–Oh cielos, me ha llevado más tiempo del que esperaba –dijo ella con preocupación–, ¿Cómo llegaste hasta aquí, mi niño? ¿Estás herido?

–Un poco –le respondí– es que algunos monstruos de las ruinas me atacaron.

–Deja que te cure. No debí dejarte solo por tanto tiempo. Ha sido irresponsable tratar de sorprenderte así.

–¿Con qué me vas a sorprender?

–Bueno, supongo que no puedo ocultarlo más ¡Ven, pequeño!

No saber que sorpresas tenía Toriel para mí, me tenía nervioso pero me llenaba de determinación.