49

390 58 36
                                    

Pete cada vez se sentía mal al ver cuando Patrick rechazaba sus invitaciones para salir; como en un mes lo rechazó alrededor de diez veces. La última vez que habían salido había sido hacía más de un mes. Pete no sabía qué pasaba con Patrick, pero sentía que él había hecho algo mal.

Ese día, no habló con Patrick, sino que se arregló; se bañó, se cambió, se echó perfume y se peinó bien el cabello. Salió de su hogar y cerró con llave, después subiéndose a su auto. Manejó hasta llegar a casa de Patrick; no sabía qué había hecho mal y quería arreglar lo que fuese que había hecho.

Se bajó del auto y caminó hasta la puerta principal, preguntándose si había sido buena idea ir, tal vez Patrick no quería verlo, tal vez ya no lo quería. Sus pensamientos solo lo atormentaban más y de alguna manera hacían que se arrepintiera; pero ya era demasiado tarde, ya había tocado la puerta de aquella casa.

Se mordió su labio inferior y esperó unos segundos, pensando en si salirse corriendo e irse antes de que abran la puerta o quedarse a esperar a que abrieran. Bajó la mirada un poco, pensando qué hacer, a lo que al final decidió quedarse, quería hablar con Patrick y saber qué era lo que pasaba. Soltó un suspiro y en eso abrieron la puerta, dejando ver del otro lado a un Patrick adormilado, en pijama aún. El rubio se sonrojó un poco por como estaba vestido y el pelinegro solo sonrió un poco.

—Pete... ¿Qué haces aquí? —Preguntó Patrick con la voz ronca, como si se habría despertado gracias a Pete.

—Yo... Quería venir a hablar contigo. —Soltó Pete, sin poder apartar la mirada de Patrick, se veía tan tierno así y solo hacía que Pete muriera de ternura por dentro.

Patrick miró hacia los lados, viendo si había alguien que los viera. Al ver que estaba solos ahí fuera, se apartó de la puerta y lo dejó pasar. Pete se sentó sobre el sofá y Patrick se sentó a lado de él, intentando estar un tanto apartado. Pete notó aquello y se mordió el labio inferior, sintiéndose peor.

—Patrick. —Comenzó el pelinegro, a lo que el rubio lo volteó a ver.

—Pete. —Repitió con el mismo tono de voz del contrario.

—¿Qué pasa? —Comenzó, quería hacer más preguntas, pero dejaría que las contestara una por una.

—No sé de qué hablas. —Apartó la mirada Patrick, él sabía de qué se refería Pete, pero no quería.

—Has estado muy distante conmigo. —Suspiró el pelinegro.— Si ya no me quieres como lo hacías antes, solo dime y te dejaré de molestar. —Murmuró él. Patrick lo volteó a ver y notó que Pete se sentía dolido por como se había comportado con él, a lo que se arrepentía por todo lo que había hecho.

—Pete... No es eso. —Se acercó a él y lo abrazó un poco.— Solo es que... Cuando salimos y nos comportamos como pareja las personas nos miran mal, como si les diéramos asco, como si no deberíamos de estar juntos. —Susurró Patrick, sintiendo cómo sus ojos se humedecen.

—Patrick... —Pete agarró al pelinegro de los hombros y lo apartó un poco, mirándolo fijamente a los ojos.— No importa lo que digan los demás, si quieres que estemos juntos o no, lo único que importa es lo que tú quieras, yo solo quiero que tú seas feliz. —Patrick miró por los ojos de Pete y apartó la mirada, quería estar con él, pero al mismo tiempo no quería que las demás personas lo miraran como si fueran fenómenos.

—Quiero estar contigo... Pero no quiero que nos miren mal. —Respondió, volviendo a ver a los ojos al pelinegro.

—Que no te importe cómo te miren los demás, solo están celosos porque ellos no serán tan felices como tú lo serás en la vida.

Patrick miró el rostro de Pete; serio, pero al mismo tiempo triste. Subió la mirada a los ojos del contrario, y soltó un suspiro. Cerró los ojos y se acercó a Pete, besando dulcemente sus labios. Pete no dudó ni un segundo en corresponder, acariciando la mejilla de Patrick. A los segundos se separaron y pegaron sus frentes, mirándose a los ojos.

—¿Qué es lo que quieres, Patrick? —Preguntó Pete en un murmuro.

—Yo quiero estar contigo, Pete. —Murmuró igual, haciendo que Pete sonriera.

—Entonces... ¿Quieres ser mi novio? —Preguntó el pelinegro con una sonrisa, un poco nervioso.

—Sí, sí quiero, Pete. —Respondió sonriendo.

Pete sonrió de oreja a oreja y volvió a besar a Patrick, un beso tierno, lleno de amor por ambos chicos. Se separaron por la falta de respiración y se acomodaron un poco, Patrick abrazó a Pete por el torso y Pete pasó su brazo por los hombros de Patrick.

—Por cierto... ¿Y tu mamá? —Preguntó Pete.

—Trabajando, volverá en un par de horas. —Sonrió y Pete solo asintió.

Toda esa tarde, lo único que hicieron fue darse besos, abrazos y ver películas en la televisión. De vez en cuando Pete decía chistos malos, haciendo reír a Patrick.

Esa era la tarde perfecta para ambos, no salir a gastar, no miradas de nadie, solo ellos dos y una televisión.

Whatsapp [Peterick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora