Star Butterfly: La Princesa de mis pesadillas

~Cap VII: Juegos~

Marco se levantaba del suelo, despegando su cara de este y escupiendo un poco de polvo que trago al caer de cara al suelo.

Tosió un poco y se puso de pie. Observó a todas partes. La luz del sol le daba de lleno en los ojos y le dificultaba un poco la visión.

—¿Hola? —Habló él. Al parecer estaba solo.

Marco se encontraba en lo que parecía ser un bosque, no era tenebroso si no que era un tanto normal. Cómo cualquier otro bosque en la tierra. Caminó un poco, observó el lugar.

No pudo evitar tomar una bocanada de aire fresco. Se sentía muy bien respirar aire limpio.

Pero no todo era felicidad para el chico terrícola. Desafortunada mente para él, se dio cuenta de que su ropa estaba toda sucia y en parte rasgada.

—¡Oh no, mi traje! —Se quejó él.

—Me alegra que hayas venido Marco Diaz —Heekapoo hizo acto de presencia. La pelirroja de grandes pechos salto desde arriba de un árbol y cayó a un par de metros del chico. —Sabes, no muchos aceptan jugar mis juegos por que no son de lo más... Seguros, sabes. —Se rascó la nuca. Recordando las muchas víctimas que murieron a través de los años solo por intentar obtener unas tijeras dimensionales originales. —Pero me alegra que...

—¡Oh no! Y ahora, ¿Qué haré? —El chico la interrumpió, al parecer estaba tan inmerso en sus pensamientos quejumbrosos que no se percató de la presencia de la chica.

Heekapoo puso una expresión cansada y no tuvo de otra que hablarle para que le prestará atención, de todos modos no habría juego si no lograba captar la atención del chico.

—Oye, ¿Me están escuchando? —Preguntó.

—¿Y si Jackie me ve en estas condiciones? ¡Quedaré cómo un completo idiota frente a ella! —hablaba desesperado mientras caminaba de un lado a otro sujetándose la cabeza.

—Sabes, no se ve tan mal —lo intentó calmar.

—¿Qué tal si voy a cambiarme? —Se preguntó.

—No será necesar...

—¿Pero y si me tardó mucho y no llego a mi cita con ella? —Negó con la cabeza.

—Descuida, el tiempo aquí no es similar al de tu dimensión por lo que podrían pasar un millón de años y no pasarían ni dos minutos allá...

—¿¡Que haré Dios!? ¿¡Qué haré!? —Gritó levantando la vista y los puños al cielo.

—¡Ya me harté! —Gritó Heekapoo.

La chica levantó una piedra del suelo y se la arrojó al chico.

*Tum*

—¡Ughm!

Marco cayó de cara al suelo al recibir tremendo golpe en su nuca. Levantó un poco la cabeza del suelo para ver a sus alrededores. Su vista estaba borrosa y le dolía mucho la cabeza.

—Auch... —Se quejó.

La chica se acercó a él y sin el menor remordimiento tomó al chico del cuello de la camisa y lo levantó con mucha fuerza, obligándolo a verla a la cara.

—Escúchame bien mocoso —le dijo ella. —He vivido más de mil años y no estaré perdiendo mi tiempo más contigo. —Le dijo con tono amenazante. Soltó a Marco y lo dejó caer pesadamente al suelo.

Él chico la observó con la mirada un tanto borrosa. Vio difícilmente que ella le arrojaba un papel en el pecho y con mucha dificultad lo tomó.