El sonido de la alarma taladra mis tímpanos y la apago de mala gana. Antes de levantarme analizo las opciones de hoy: levantarme, hacer mi rutina mañanera e ir a la escuela aparentando que no ha pasado nada; o decirles a mis padres que estoy enfermo y quedarme en casa.
Después de pocos minutos de haber pensado, termino votando por la primera opción, sería muy cobarde de mi parte quedarme en casa sin enfrentar mis problemas.Me levanto de mi cama y volteo a mi alrededor para ver el desastre que hay aquí, debería ordenar de vez en cuando. Camino hacia mi guardarropa y saco lo primero que encuentro, me lo pongo y me siento en la silla que está a un lado de mi escritorio. Me quedo inmóvil un momento, hasta que mi vista se dirige a mis pies descalzos y caigo en la cuenta de que tengo que ponerme calzado. Me levanto en busca de mis tenis, veo el izquierdo bajo mi cama y me lo pongo, sigo buscando el otro. Busco en mi armario y me encuentro con una caja color azul que Ángela me dio en mi último cumpleaños, la hago a un lado y encuentro mi teni derecho, ¿Cómo llegó ahí?
Termino de vestirme, tomo mis libros, mi mochila y mi teléfono y salgo de mi habitación. Llego al comedor y veo a mi hermana sentada comiendo cereal y a mi papá leyendo algo en su celular.-¿Y mamá?
Fabiola voltea a verme sin dejar de comer y mi papá no deja de ver la pantalla de su celular con el ceño fruncido, se aclara la garganta.
-Sigue dormida, almuerza algo rápido para poder llevarlos a la escuela.
-Lleva a Fabi, yo iré en autobús.
Se levanta de su silla sin mirarme, se dirige a la puerta y cuando está a punto de salir voltea a ver a Fabiola, quien se levanta y deja su plato en el fregador. Voltea a verme me da un beso en la mejilla y sale corriendo para alcanzar a papá.
Voy a la sala de estar y me siento en el sofá, pensando en qué pasará hoy. Tengo dos opciones para lo que resta del año; conocer a más personas o permanecer con mi propia compañía. Pienso en ello hasta que me digo a mi mismo que pasará lo que tenga que pasar.
Me levanto, me dirijo a la habitación de mis padres y desde afuera me despido de mamá.-Mamá, ya me voy, ¿Necesitas algo?
No recibo una respuesta inmediata, pasan unos segundos para que ella me conteste.
-Estoy bien, Mati, te quiero.
-Yo igual.
Salgo de la casa a esperar el autobús, presiento que este día no será nada bueno.
