Estoy desesperado.
Falta una hora para mi cita con Hadara y no tengo ni la más mínima idea de a dónde ir.
Mis citas con Ángela eran fáciles; se hacía lo que ella quería. Con Hadara es más complicado, no conozco sus gustos en películas, en comida ni en pasatiempos. Estoy al borde de un colapso nervioso.
Mi única opción en este momento es pedirle ayuda a Peter. Tras mandarle un mensaje, su respuesta me llega rápidamente, con un mensaje corto diciendo que en menos de lo que esperaba estaría aquí.
Mientras pasan los minutos, pienso en que en unos momentos saldré con Hadara y no sé ni cómo comportarme con ella, ¿Le gustaré? ¿Ella me gustará a mi?
El sonido de mi teléfono me distrae, Peter acaba de llegar. Mi madre lo hace pasar a mi habitación, y al entrar se tumba en la cama.
-Si no fuera por mí, serías un desastre, Matt.
-Es serio, Peter, ¿A dónde la llevo?
-¿Te prestarán el auto?
-Tengo entiendo que si.
Queda pensativo un momento, con el gesto más serio que he visto desde que lo conozco.
-Matt, no te ofendas, pero eres un asco.
-¿A qué te refieres?
Se sienta en el borde de la cama y me observa, para finalmente sonreír.
-¿No pensaste llevarla al cine?
Ciertamente, no lo pensé.
-Si lo hubiese pensado, no estarías aquí en este momento.
-Buen punto. No debes pensarlo tanto, pasará lo que tenga que pasar.
Un poco más calmado, me siento en la cama junto a él.
-Tienes razón.
-Además, yo estaré aquí cuando regreses.
¿Acaba de decir que se quedará aquí todo este rato?
-Tienes que ser más claro, Peter.
-Mira, Matt, sería un mal amigo si te dejo solo, así que me quedaré a dormir aquí. Así cuando regreses me contarás todo.
No me molesta la idea, pero debo admitir que es un poco raro que se quede en mi habitación mientras yo estoy fuera.
