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Eran las 11 de la noche e Inko Midoriya abrazaba a su nieto mayor mientras este no paraba de llorar de manera histérica, al frente de ellos, al otro lado del pasillo de la unidad de cuidados intensivos, dormía Yuko en el regazo de su otra abuela, Mitsuki y al lado de la señora su esposo Masaru.

Luego del incidente se llevaron a todos los accidentados y el resto fue enviado a casa, Hiro completamente desesperado buscó a su hermana y esperaron por tres horas a que sus padres salieran del edificio, fueron hayados por Kirishima, quien había ido a casa de los Bakugou y no los había encontrado, los llevó en su auto al hospital, donde ya estaban sus abuelos y cuando vió que los tres fueron directo a abrazarlos, este se largó a llorar negándose a escuchar cualquier cosa.

Kirishima apareció cansado, con Denki con una bolsa de supermercado y su hija detrás, su hija venía con una pierna inmobilizada, pero con nada más. May vió a su amigo, quien se tapaba la boca con las manos imitando inconscientemente el gesto de su madre mientras trataba de respirar.

- Hiro -le dijo, haciendo que los ojos rubíes se clavaran sobre los de ella y esta jadeó un poco, sintiéndose un poco nerviosa al sentir la tensión que emitía, este se paró con brusquedad y fue donde ella, para estrecharla entre sus brazos y apoyó su cabeza en su hombro.

- e-ellos están ahí -dijo entre jadeos, aferrándose a la rubia mientras trataba de no llorar- na-nadie sabe nada -le lloriqueó y escuchó como su hermana murmuraba un poco, se separó de su amiga y miró al pelirrojo que la despertaba con palabras dulces, una vez que Yuko estuvo bien despierta, sentó a ambos hermanos juntos un poco más apartados del resto y se puso en cuclillas frente a ellos, tomando las manos de ambos entre las de él.

- quiero que sepan que si les digo esto ahora, es porque se que ustedes son maduros y no harán nada estúpido -dijo y tragó saliva, mirando a ambos adolescentes- quiero que por favor me escuchen bien y estén atentos -dijo y vió como ambos asintieron- lograron estabilizar a su padre, se va a quedar en cuidados intensivos hasta que despierte, pero aún no logran estabilizar a su madre -dijo y sintió como las manos del mayor comenzaron a temblar- dijeron de aue hay una probabilidad de que ella no lo soporte y la probabilidad no es baja, pero quiero que entiendan, que pase lo que pase no están solos,  nos tienen a nosotros, a los Iida, a sus abuelos y a mucha gente más que vamos a estar con ustedes pase lo que pase -dijo y miró a ambos jóvenes, ambos estaban en shock.

- ¿dónde está mamá? -murmuró Yuko y Eijirou suspiró un poco.

- le están operando ahora, tenía muchas costillas rotas que le perforaron varios órganos, perdió mucha sangre en muy poco tiempo, pero me dijeron que están haciendo lo posible porque viva.

- ¿podemos ver a papá? -volvió a hablar la rubia y su tío negó con la cabeza, explicándole que debían respetar horarios estrictos y otro tipo de reglas, como una edad base.

Mientras ellos hablaban, a Hiro le daba vueltas la cabeza y quería desesperadamente vomitar, ¿cómo habían llegado a eso? ¿cómo su madre había terminado así? ¿por qué no fue él? Ante la frustración, se paró de golpe asombrando al amigo de sus padres y solo comenzó a caminar por el pasillo, escuchó varias voces llamarlo, la de su amiga, sus tíos e incluso su hermana, pero nada le hizo volver, sin embargo sentía pasos atrás de él. Llegó a la salida y el aire frío de la noche lo golpeó, en cuanto pudo, se dejó caer de rodillas luego se inclinó, pegando su frente al pavimento y comenzó a llorar casi a gritos por dos minutos, cuando terminó, su garganta dolía y su cabeza igual.

- ¿ya terminaste? -dijo una voz detrás de él y se incorporó para ver a su abuela Mitsuki, quien estaba cruzada de brazos mirándole. Hiro asintió un poco confundido, se levantó y siguió a su abuela a una banca, Hiro jadeaba y ella metió una mano a su bolso, excarvando un poco.

- se que no debería, porque si se entera alguien tus padres van a venir a matarme o algo pero... -murmuró y sacó una cajetilla de cigarrillos, se la tendió y el chico negó con su cabeza.

- ¿tienes chicle? -le preguntó y la rubia sonrió, guardando la cajetilla y sacó luego un paquete de chicles, mientras que ella sacó uno, él se metió dos a la boca, se quedaron un rato mascando en silencio hasta que ella decidió romper el silencio.

- no te asustes, a tu madre no le va a pasar nada -le murmuró y el peliverde le miró, preguntándole con la mirada como se atrevía a decir eso- conozco a tus padres, puede que no a tu madre como conozco a Katsuki, pero se que ella es una persona fuerte, lucharon mucho para estar juntos, un par de heridas no los van a vencer -dijo y se estiró a acariciar la espalda de su nieto, sintiendo como este se relajaba notablemente ante las caricias.

- gracias -murmuró y ella asintió suavemente.

- ahora ve adentro y cumple tu función de hermano mayor, tu hermana está muy asustada y ella no es tan fría como tú en esos temas, aunque no dependa tanto como tú de tu madre, ella lo hace porque tu padre depende de Izuki, entonces ve a darle un abrazo y dile que la amas -le dijo y Hiro volvió a asentir, se irguió para darle un abrazo a su abuela y luego se paró, caminando adentro con el fin de hacer lo que le dijo la señora, cuando entró y vió sorprendentemente a Yuko sentada comiéndose las uñas, fue donde ella y se arrodilló, para estirar sus brazos y estrecharla cobtra su pecho.

- todo va a estar bien -le susurró, sintiendo como ella asentía con la cabeza.

BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora