Esa noche, la pareja volvió sola a casa, su hija se había ido con su novio y los padres de este, mientras que su hijo solo se había desaparecido, mandándoles un mensaje que avisaba de que llegaría al otro día, simplemente no se lo cuestionaron.
Para fortuna de los mejores amigos, los padres de Kirishima no llegaron esa noche a casa y se expresaron el amor contenido durante todo ese tiempo como mejor pudieron hacerlo, empezando con besos desenfrenados y terminando ambos desnudos y abrazados, cubiertos con el edredón rosado de la chica y dejándose besos por el rostro entre jadeos.
A la mañana siguiente, el peliverde se despidió de la dolorida rubia de un beso en la frente, un analgésico y una promesa de que volvería esa tarde, llegó a su casa y luego de una ducha trató de dormir aunque se lo impidió la experiencia vivida.
A eso de las tres de la tarde y luego de que la pareja hablara con su hija quien les había dicho de que llegaría en la tarde, se sentaron a la mesa y llamaron a su hijo, quien fue de manera somnolienta y se sentó frente a ellos, alzando una ceja.
- ¿pasa algo? -dijo con indiferencia, viendo como su madre tomaba un té mientras su padre la miraba a ella, la pecosa bajó la taza y tragó saliva, sonriendo un poco miró a su hijo y se estiró a tomar su mano.
- Hiro, con tu padre debemos decirte una cosa importante -dijo y se giró a ver el rubio, quien miraba la mesa con desánimo, anunciando de que no quería ser parte de la conversación.- y se que una de ellas te importa mucho
- ¿con qué tiene que ver? -dijo este un poco inseguro, ladeó su cabeza y vió como su padre tomó la taza de su madre, dándole un trago largo.
- tiene que ver con mi quirk, mi niño -le susurró con una suave sonrisa.
Pasaron una hora los tres abrazados, el rubio conteniendo a su hijo y la chica de ojos esmeralda tomando la mano de su primogénito, acariciando suavemente esta. Los adultos cuidaban de que su hijo no colapsara o algo similar, debido a que se notaba de que no había asumido la noticia de la manera correcta.
- perdón, mi niño -le dijo ella en un susurro, subiendo su mano a la mejilla del más joven y acarició esta con amor- delegarlo no fue fácil, y aunque no lo creas lo hice en el momento correcto, por un momento te tuve como candidato, pero llegó Hana y bueno, algo me impulsó a tomarlo a él -dijo y su hijo la miró, fijando sus ojos rojos en los de su madre.
- ¿por qué debías decírmelo ahora? -dijo y su padre lo soltó un poco, parándose para ir por la taza de té que ya no humeaba.
- eso le pregunté yo cuando me lo dijo, nos peleamos horrible esa vez -dijo Bakugou con tono bajo, negando con su cabeza- nos peleamos mucho esa vez
- ah, fue terrible -dijo la rizada y abrazó a su hijo, acariciando su hombro.
- ¿fue cuando discutieron? -dijo bajo y vió como su padre comenzaba a beberse el té a pesar de estar helado, preparándose para darle la verdadera razón.
- sí, te estamos diciendo porque eres un joven maduro y porque se nos agotaba el tiempo -dijo el rubio, frunciendo sus labios un poco- a tu madre no le han dado un buen pronóstico -dijo y el peliverde se giró a ver a su madre, pidiéndole una explicación con la mirada.
- me dijeron que el parto va a ser riesgoso, que soy yo o los bebés, pero no se sabe -le dijo suavecito, subiendo su mano a los rizos de la cabellera de Hiro- no le hemos dicho a tu hermana aún, si llega a pasar algo tu padre le dirá, pero no queremos preocuparla -dijo dulcemente, acariciando las hebras verdes.
- te amamos Hiro, por eso hacemos esto -le dijo suavemente el rubio ceniza, mirando con sinceridad.
Luego de que el peliverde se serenara en su interior, se levantó del sillón, estrechó a su madre en un fuerte abrazo y luego a su padre, fue a su cuarto y luego de colocarse ropa decente salió, explicándoles que iría donde May.
Cuando llegó a casa de los Kirishima había una conmosión terrible dentro, sus padres habían notado las sábanas manchadas y luego de una acalorada discusión, ella les confesó que se había acostado con Hiro; más en cuanto lo dijo, a los segundos sonó el timbre con él detrás de la puerta.
- señores Kirishima -dijo en cuanto vió que Denki había abierto la puerta, mientras que detrás de él estaba Eijirou gruñendo entre dientes- quiero que me den permiso para que su hija sea mi novia -dijo con total determinación, recibió una mirada rabiosa del pelirrojo y luego un golpe en su pómulo del rubio, pero luego de los intentos de pelea que se formaron, la pareja de calmó y casi una hora después, llegaron a la conclusión de que estaría bien siempre y cuando May quisiera, quien no dudó nada a la hora de decirle que sí.
Ya en la noche, Hiro estaba extendido sobre el sillón con May encima, recostada con simpleza sobre él mientras los padres de la rubia trataban de vigilar de manera disimulada la escena, procurando de que no sucediese nada indebido. Este miraba el techo mientras una mano reposaba debajo de su cabeza y la otra sobre la espalda de la rubia, quien revisaba su celular apoyado en el hombro del ojirubí.
- ¿sabes algo? -murmuró suave con el propósito de que solo ella le oyera, esta alzó su vista y de inmediato bloqueó su celular, dejando este recostado sobre el cuerpo del peliverde- hace unas horas me di cuenta de que la vida es corta, y de que no hay tiempo para perderla -dijo y bajó su vista, clavando sus ojos en el ámbar que brillaba.
- ¿por qué lo dices? -dijo ella en un susurro y él negó con su cabeza.
- lamento hacerte pasar por todo eso, nunca quise hacerte sentir mal, estaba confundido y molesto, nunca quise hacerte sentir mal -me susurró y se estiró a besar la frente de la eléctrica, quien sonrió un poco y dejó con calma su cabeza en el pecho de su novio.
- lo lamento yo, fuí una tonta -susurró y él se rió un poco, haciendo vibrar su pecho.
- te quiero mucho, May, demasiado -susurró él, abrazando a la rubia con dulzura y cerró sus ojos, ella le dijo algo pero nunca estuvo consciente de que fue.
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Bakugou
FanfictionTanto Izuki como Katsuki llegaron a la conclusión de que la vida pasaba demasiado rápido, sus hijos crecían a pasos agigantados y ellos sentían que era ayer cuando recién preparaban las cosas para recibir a su primer hijo. ¿por qué el tiempo debía p...