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- el remata héroes es un despiadado ahora -dijo una chica de segundo año en el pasillo, llamando la atención de May quien caminaba por ahí con sus nuevas amigas.

Ella no era ajena a lo que había sucedido, durante el fin de semana el practicante a héroe Bakugou Hiro capturó un villano en el centro de la cuidad, solo que en ese proceso lesionó a una heroína profesional y casi mató al delincuente. Debido a eso Hiro ahora iba a estar una semana suspendidos de las clases.

Su padre le había dicho que entre el matrimonio Bakugou y los otros docentes habían decidido la suspensión, como dijo el pelirrojo, Izuki les había pedido más tiempo y otra sanción, pero el héroe Shoto había apelado conque el joven no podía perder sus últimos meses de formación y práctica, los cuales eran con él.

- Kiri, ¿pasa algo? -dijo una de las chicas y jaló a la rubia dentro del salón antes de que chocara con la puerta, haciéndola jadear un poco.

- no, estoy bien -le dijo con una dulce sonrisa la joven, mordiendo su labio un poco.

- le debe tener preocupada lo de Bakugou -dijo otra, tomando asiento y sacando de su mochila un tazón con su comida, todas imitaron la acción y miraron a la de ojos ámbar.

- no, es otra cosa -dijo con una sonrisa, agradeció por la comida en su cabeza y cuando estuvo dispuesta a comer, sintió como su celular sonó, notificándole que había recibido un mensaje.

Hiro
Necesito que vayas con mi madre, me han llamado de que va una ambulancia a la academia por ella.

- ¿ah? -dijo con poco confundida, levantándose de golpe y espantando a varios de los que comían en paz.

- Kiri -le llamaron sus amigas algo confundidas, viendo como derrepente comenzaba a ordenar todas sus cosas a la velocidad de la luz y en menos de tres minutos corría de manera desesperada al primer piso.

Hubiese deseado nunca ver esa imagen de su tía favorita, aquella mujer que tuvo que orientarla en como ser chica en un mundo donde vivir como hombres era su costumbre, la misma que le peinaba el cabello y se lo cuidaba hasta dejárselo sedoso y que le tuvo que enseñar a orinar sentada.

- May -le llamó con una sonrisa y con voz quebrada, estiró la mano que tenía encima de uno de los hombros de un estudiante del segundo año de la clase general y se hizo un puño antes de hacer una mueca de dolor. ¿qué tan normal era ver a una embarazada sangrando?

- tía -le lloriqueó un poco, caminando en cuanto pudo reaccionar donde ella y viendo como también llevaba una pierna rota y bastante malherida.

- no llores, llama a Hiro o a Katsu...

- Hiro me dijo que fuera con usted -le dijo rápidamente a la peliverde, tratando de sonreírle como hacía Hiro cuando veía a su madre nerviosa. Aunque el efecto que quiso lograr no fue alcanzado al observar como a la señora se le llenaban los ojos de lágrimas.

Casi una hora después May estaba sentada a un lado de la sedada Izuki, quien debido al excesivo e indebido uso de su singularidad tuvo un intento de aborto.

May pedía en su cabeza que nada malo le pasara a la mujer mientras estaba ella, porque ninguna sabría como reaccionar y sería caótico que le pasara algo a los bebés que esperaba.

- ¿mamá? -escuchó un grito en el pasillo, de inmediato ella pudo escuchar la voz de su amigo llamar desesperadamente.

- Hiro, cállate carajo! -escuchó la voz del señor Katsuki de fondo.

- me callaré una mierda! No me callo hasta que encuentre a mamá! -escuchó la discusión y se levantó, miró a la pecosa y vió como esta se removía un poco, comenzando a hacer muecas.

- mocoso de mierda, ¿quieres hacer este jueguito ahora? -escuchó como le retó el padre a su hijo, May se paró nerviosa y caminó a la puerta asomándose luego, vió como Kacchan y Hiro estaban parados frente a frente, dándole pequeños empujones.

- cállense ya! -les dijo, distrayendo a ambos de su enfrentamiento- la van a despertar! -dijo con voz de angustia. Si hubiese seguido recibiendo ambas miradas retadoras hubiese muerto, pero sintió un tremendo alivio al sentir ambas miradas suavizarse.

El rubio corrió en dirección a la rubia para poder ingresar por esa puerta, Kirishima no se atrevió a girar a ver que hacía la pareja, pero sintió como Hiro la miraba fijamente y de la nada comenzó a sentir vergüenza. Vergüenza porque podía sentir la confusión de Hiro, a él no le entraba en la cabeza que ella luego de ignorarlo tanto estuviera ahí, ayudando a su madre. El peliverde se irguió, enderezando sus hombros y caminó con decisión hacia la rubia, esta se espantó un poco segura de que este le iba a golpear o algo, cuando ya estaba demasiado cerca la chica de ojos ámbar se encogió preparada para recibir un golpe, pero se asombró un poco al sentir como la estampaban contra un pecho y luego le abrazaban por la espalda.

Hiro la abrazó con fuerza, dejando con gusto y dulzura la cabeza de ella contra el pecho de él, bajó su nariz y olisqueó en el cabello rubio, sintiendo con personalidad el aroma de las lociones que ocupaba. Se sentía casi como si estuviera recargando baterías al estar abrazado a su supuesta mejor amiga.

- ¿qué le pasó? -preguntó con una suave voz ronca el ojirubí en la sien de la rubia, haciendo que a ella le recorriera en cuerpo un escalofrío que no pudo disimular.

- tuvo un intento de aborto, pero está bien -dijo con voz ahogada contra el esternón del chico, May con timidez subió sus brazos y los cruzó por el pecho del contrario, casi de inmediato pudo notar que, a pesar de ahora estar más fórnido, este había bajado de peso.

- ¿está realmente bien? -dijo cerrando sus ojos, teniéndola así recordaba todas las veces que la tuvo abrazada y todo estaba bien.

- sí, solo está dormida -dijo con seguridad, comenzando a acariciar suavemente la espalda de este.

Después de ese día, por más que la rubia tratara, Hiro no le volvió a dirigir la palabra a May hasta septiembre.

BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora