Capítulo 18

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Ojos verdes.

Labios rosados y gruesos.

Cabello oscuro y alborotado.

Piel nívea.

Pecas en el puente de su nariz.

Sonrisa resplandeciente.

Camila no podía parar de pensar en Lauren. Llevaba la mayor parte del día echada en su cama mirando al techo, solamente pensando en la chica. Una sonrisa boba adornaba sus labios que tocaba de vez en cuando no creyéndose que habían estado sobre los de la ojiverde, que habían besado esos perfectos labios, tan suaves como la seda y tan dulces como la miel.

Ya era sábado y no veía a la ojiverde desde el miércoles pasado, desde el día en que se besaron. Lauren no había podido ir a visitarla explicando que la habían castigado por llegar tan tarde ese día. Ambas chicas se habían quedado hasta las 9 de la noche simplemente besándose y apreciándose bajo la luz de la luna y las estrellas que se colaba por el gran ventanal. Había sido una tarde y una noche sumamente especial para ambas pero que había traído consecuencias para la pelinegra. Le había contado a Camila que la habían castigado por una semana pero que a penas esta se acabara, la iría a ver.

Ambas chicas habían evitado hablar de los besos que compartieron. Fue como un acuerdo mutuo y silencioso para dejar el tema en pausa hasta que las dos lograran ordenar sus cabezas aún abrumadas por todo lo ocurrido.

Pero Camila ya no necesitaba pensarlo más. En estos tres días se había dado cuenta de lo mucho que en realidad le gustaba la otra chica y se maldijo por no notarlo antes. Era tan obvio.

Había enloquecido cuando Jennifer intentó algo con ella. Se había puesto territorial y hasta enfermó cuando las vio besarse. Sus celos eran demasiado notorios.

Tampoco era normal que encontrara a la chica tan fascinante, especial, bonita y adorable. Camila siempre la había visto con otros ojos pero no fue hasta el miércoles pasado que por fin se dio cuenta.

Pero ahora era distinto. Ahora era consciente de sus sentimientos por ella y sinceramente era aterrador a la vez que era cautivante. Porque esto significaba dos cosas. La primera era que había descubierto algo hermoso, que había encontrado a alguien que le removía el estómago y la hacía ver estrellas como nunca pensó que lo haría, pero también significaba que debía decidir si terminar con su novio o no. Si, porque Camila le había sido infiel a Mica y eso la hacía sentir horrible. Era algo que nunca pensó que haría, siempre se consideró una persona con valores e incapaz de faltarle el respeto de esa manera a su pareja. Pero es que Lauren se había convertido en su debilidad. La ojiverde era su amiga y la chica que ahora sabía le gustaba y no había cosa que hiciera para poder cambiar eso. Los sentimientos ya estaban ahí así que ahora debía averiguar qué hacer.

Aún no estaba segura sobre que era lo mejor.

Si dejar a Mica por Lauren o dejar a Lauren por Mica. No quería perder a ninguno de los dos pero sabía que debía tomar una decisión.

Creía que aún era muy pronto para decidir algo, que primero debía ver que significaba todo esto que estaba teniendo con Lauren y si la cosa llegaría a más antes de hacer algo. Aún tenía que hablar con la chica para saber que hacer.

Así que solo dejó que el pensamiento se fuera y en cambio volvió a soñar despierta recordando a la ojiverde. Cerró sus ojos mientras sonreía atontada. Podía prácticamente sentir a Lauren encima de ella besándola con delicadeza pero con pasión, podía sentir sus labios sobre los suyos mientras acariciaba la parte de atrás de su cuello y se meneaba levemente contra ella al ritmo de la música.

Sin duda había sido un día inolvidable que aún no superaba. Quería que se volviera a repetir, había descubierto su nueva adicción y no podía esperar por otra dosis.

Perfect disaster - Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora