Capítulo 17

3.7K 248 148
                                    

Lauren amaba las flores.

Y si había una cosa que amaba más, era precisamente el dibujar flores. Pero nunca tanto como amaba dibujar a Camila.

Amaba mucho los colores de estas, las variaciones en las formas que tenían, cómo crecían y se hacían paso entre las demás plantas, cómo florecían majestuosas y cautivadoras, el aroma que desprendían, todo. Las flores eran simplemente perfectas. Hermosas a la vista, el tacto y el olfato.

Pero la flor que sin duda se ganaba todos los halagos era la rosa. La rosa era la flor favorita de Lauren, y lo era por distintos motivos. El primero era que amaba sus colores, su favorito siendo el rojo intenso de una rosa típica. También le gustan las rosadas y blancas. Y lo último que amaba eran sus espinas, si, sus espinas. A simple vista la rosa parece inocente e indefensa pero una vez que intentas hacerle daño esta se defiende. Lo encontraba poético, como es que la flor era capaz de protegerse y de ser dura y a la vez suave. Era la combinación perfecta. Una armonía que le gustaría estuviera presente en todas las cosas, incluyéndose a sí misma.

Lauren era más dura que suave y eso le estaba pasando la cuenta. No se dejaba ser amada, no permitía que la gente se le acercara sin que ella lo permitiera antes y se cerraba a todo el mundo, nunca siendo su verdadero yo. Tenía su lado suave y vulnerable, la única persona capaz de verlo por completo era Normani. Ella era la única que sabía todos sus secretos, pensamientos y emociones. Pero creía que una persona no era suficiente, quería que Camila fuera la segunda pero no podía, no podía abrirse a la latina por miedo a su reacción. ¿Qué iba a pasar si es que Camila se enteraba de todos sus secretos y verdades?

No quería ni imaginárselo.

Había muchas partes oscuras en su interior de las que hasta ella misma estaba asustada, muchas emociones reprimidas, muchas decepciones no completamente olvidadas, muchas heridas sin sanar... cosas que la hacían esconderse de los demás.

No sabía quién era realmente, fingía tanto que ya no sabía cuál era la verdad. Se había perdido en sus propias mentiras pero lo único que sabía con certeza es que le gustaba Camila y que quizás se estaba enamorando de ella.

Quería tanto decirle todo lo que sentía por ella, decirle lo especial que era y que se merecía lo mejor. Merecía mucho más que un novio intolerante, que unos padres conservadores, y que una carrera que no la hacía feliz. Quería tanto hacerla entender que su felicidad era lo más importante y que no era bueno conformarse con lo que tenía, que siempre lo mejor era ir por más. Hasta lograr tu felicidad.

Pero Lauren era cobarde e hipócrita. Porque nunca se lo diría, nunca le confesaría sus sentimientos y nunca seguiría su propio consejos. Ella sabía que debía hacer lo mismo, que debía perseguir sus sueños hasta alcanzar su felicidad pero es que simplemente era cobarde.

Siempre lo había sido.

Así que como siempre, simplemente dejaría las cosas así.

El sonido de su celular la sacó de sus pensamientos. No sabía cuánto rato llevaba ahí sentada dibujando flores en el parque. Pero definitivamente habían pasado ya varias horas. El cuaderno frente a ella estaba plagado de diferentes tipos de flores de todos los colores. Desde que Camila le regaló el estuche lleno de cosas nuevas que había comenzado a hacer sus dibujos con color.

Sacó su celular de su bolsillo y vio que la llamaba un número desconocido. Lo dudó un poco antes de contestar.

"Hola Ralph" Era Dinah.

"Hey Dinah ¿cómo estás?" Preguntó sintiéndose repentinamente alegre por la llamada. La chica mayor le caía muy bien y siempre la hacía reír con sus bobadas.

Perfect disaster - Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora