Capítulo 14

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Esa mañana el día no amaneció precisamente despejado, de hecho, fue todo lo contrario. El cielo estaba completamente cubierto por nubes grises, indicando que en cualquier momento se largaría a llover.

Siempre los días así la gente los relacionaba con tristeza y melancolía, con que será un día malo porque llovería y el cielo está oscuro, en cambio los días despejados y con mucho sol son sinónimos de felicidad.

Lauren nunca entendió eso. Siempre le habían gustado más los días lluviosos y fríos de otoño e invierno que los días soleados y calurosos de primavera y verano.

Los días nublados para ella eran sinónimo de cafés reconfortantes, olor a tierra mojada, el ruido de las gotas de agua chocar contra los techos y de ver películas o series hasta caer dormida y tapada bajo mil mantas.

No entendía cómo la gente podía sentirse deprimida en días así cuando para ella eran los mejores.

Es por eso que esa mañana se despertó particularmente feliz al notar el clima que había afuera. La lluvia le brindaba una sensación inexplicable de calma y plenitud que hasta el día de hoy no era capaz de explicar. Era como si por un instante dejara de sentirse sola y triste, como si la lluvia fuera capaz de limpiar y despejar su mente, cuerpo y alma.

Siempre en esos días se la pasaba por lo menos una hora viendo las gotas chocar contra la ventana y escuchando el ruido que hacían al caer. Le gustaba también abrir las ventanas de su habitación para dejar entrar la brisa y escuchar mejor la hermosa melodía que los días lluviosos traían consigo.

Lo primero que hizo fue bajar a desayunar algo. Por supuesto tomó café que acompañó con tostadas. Se sentó cerca de una ventana para así poder ver hacia afuera, esperando con ansias a que empezara a llover.

Se sumergió tanto en el calor de la taza de café que tenía entre sus manos, y en la vista que la ventana le ofrecía que ni se percató de la presencia de la mujer rubia frente a ella. No fue hasta que esta golpeó la mesa con fuerza haciendo que todas las cosas sobre esta se tambalearan, que no quitó su atención del cielo.

"¡Te estoy hablando Lauren!" Escuchó a Iryna gritarle con ojos furiosos y con la mano aún sobre la mesa, mirándola amenazante.

"Lo siento. Me distraje" se justificó inútilmente dejando la taza con cuidado sobre la mesa y sentándose derecha.

"No me digas" le dijo en tono burlón "...estás a punto de hacer que me arrepienta de lo que te voy a decir. Eres tan inútil que ni si quiera sé por qué te voy a quitar el castigo. Creo que solo lo hago porque me das pena y porque ya recuperaste el dinero que me hiciste perder los dos días que te escapaste" la mujer le gruñó casi sin mirarla y hablando con total desprecio.

Lauren abrió su boca en sorpresa no creyendo lo que acababa de escuchar. Después de la semana más agotadora de su vida, Iryna por fin le iba a devolver las tardes libres. Era como la mejor noticas posible, justamente en el mejor día posible.

"¿En-en serio me quitarás el castigo? ...gracias Iryna" balbuceó no creyéndoselo aún y sonriendo enormemente. La mujer rubia la miró con asco al verla tan feliz.

"Si. Pero no me hagas arrepentirme Lauren. Un error más y te juro que las consecuencias serán mil veces peores" la amenazó finalmente antes de volver a dejarla sola. Lauren la siguió con la mirada hasta que esta desapareció tras una puerta. Después se volteó al frente y soltó un pequeño chillido de emoción.

La semana había sido muy dura ya que Iryna la hizo trabajar día y noche sin descanso, tratándola como una esclava. Estaba física y mentalmente agotada y no sabía cuánto más iba a durar con el difícil horario, así que las nuevas noticas la habían dejado bastante aliviada y feliz. Por fin recuperaría sus tan amadas tardes libre. Y eso solo significaba una cosa...

Perfect disaster - Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora