Joshua

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Cuando finalmente terminó la charla delirante e introductoria, todo el personal del campamento se dividió en los cinco equipos que lo compondrían. Cada grupo contaba con un total de ocho personas y estarían encargados de un grupo de niños, o como a Edgar le gustaba llamarlos, clientes o plebeyos, como si no hubiera una abismal diferencia entre los dos términos.

Se dirigió con Valeria hasta las cabañas destinadas al Grupo Rojo. Eran pequeñas habitaciones de maderas, una al lado de la otra, que afortunadamente tenían su baño particular.

Decidieron dejar las presentaciones colectivas para después de acomodar las habitaciones, pero no dejó de notar que un muchacho lleno de músculos lo observaba como si estuviera estudiándolo. Cuando se giró a verlo, el muchacho bajó la mirada y sonrió con timidez. Joshua, sin saber por qué, también sonrió al notarlo, aunque desconocía lo que significaba.

Entró en su habitación designada y se sorprendió al encontrar a un joven que ya estaba desempacando.

El muchacho lo miró al entrar y se acercó, sonriente, a saludar. Tenía una remera sin mangas y unos pantalones cortos que le daban un aire a informal.

- Soy tu compañero de cuarto - le mencionó. - Me llamo Julio.

Tenía una dicción terrorífica. Joshua hizo un esfuerzo grande por asimilar las palabras.

- Soy Joshua - se presentó.

- Escuché sobre ti - comentó el chico, entusiasmado. - ¿Trabajas en el gimnasio Aliados? Una amiga me contó que entrenabas muy bien.

- Gracias - dijo Joshua. Siempre se ruborizaba cuando recibía cumplidos. - Sí, trabajo allí. Aunque por estos meses me quedaré acá. El gimnasio cerró por el verano.

Cerrar el gimnasio le había parecido una locura cuando Valeria se lo propuso. Tres meses es mucho tiempo y tenían una gama de clientes enojados que, muy probablemente, se irían a alguno de los otros siete gimnasios del pueblo para continuar entrenando. Pero a la chica no le preocupaba en lo más mínimo.

- Conozco a los otros entrenadores y ninguno es bueno - afirmó Valeria. - Ten confianza que cuando volvamos, en marzo, todos nuestros clientes volverán. Incluso volverán con personas nuevas a las que les habrán comentado que en Aliados se entrena mejor.

Joshua le parecía jugar demasiado con la suerte, pero Valeria tenía un excelente ojo para los negocios. Y ella nunca se equivocaba.

- Si tu gimnasio cerró entonces tendríamos que entrenar aquí - dijo Julio, sonriendo.

Acto seguido, se quitó su remera sin mangas y sacó a la luz su abdomen tan marcado que parecía artificial.

- Creo que tú estás bien entrenado - comentó Joshua. Intentó que su frase no sonara a coqueteo.

Apartó la mirada después de tres segundos de fijarse en él. Tenía que concentrarse en desarmar su equipaje o tendría una erección allí. Y lo peor es que eso podría ofender a su compañero de cuarto. O no. No podría saberlo porque no le entendía al hablar.

- ¿Crees que estoy bien entrenado? - preguntó Julio. - Toca y dime si te parece que está firme.

Joshua se giró y descubrió que Julio se había ubicado detrás de él. Tenían casi la misma altura.

Julio secuestró la mano de Joshua y la hizo acariciar su abdomen. Era como pasar la mano por el hierro.

- Está duro - afirmó Joshua, aunque supo que no era la única cosa dura como el hierro en ese instante.

- Gracias - respondió el muchacho, soltándolo. - Entreno todas las mañanas al despertarme.

Joshua sólo entrenaba cuando estaba nervioso y necesitaba calmar la ansiedad. Ese hubiera sido un gran momento para hacerlo.

- Podemos hacerlo rutina - afirmó Joshua.

- Por lo general entreno sin ropa - disparó entonces Julio.

Joshua sintió que su corazón se iba a parar, con la misma imprudencia que en ese momento lo estaba haciendo su pene.

- Aunque tal vez debamos hacerlo en ropa interior - dijo Julio, hablando solo. - No necesitamos que se vuelva raro.

- Sí, tal vez es lo mejor - afirmó Joshua.

- Estoy en la misma habitación que el entrenador de Aliados - se jactó Julio, hablando solo. - ¡Eso sí que es tener suerte! 

La Cueva del Espantapájaros (Compendio #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora