Capítulo 03: Tus recuerdos son estrellas que no paran de llove

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De qué lado se supone que estaba Antonella? Acaso ella no quería estar conmigo?. Diciendo esas cosas no lo creía.

Después de ir a la nevera para sacar algo que comer subí a la habitación que compartía con ella en ese momento la vi muy entretenida con el teléfono así que encendí la televisión para ver que estarían pasando por allí me quedé viendo algún documental que raramente me llamó la atención.

Después de un rato vi como Anto dejaba su celular en la mesa de noche y se volteaba dispuesta a dormir por lo cual plante un beso en su frente y me dispuse a hacer lo mismo también.

Aunque las palabras de Antonella retumbaran en mi cabeza una y otra ves impidiendo que consolidará el sueño ella no podía tener razón, yo no iba a volver a querer Giuliana se supone que había hecho de todo para estar con Anto y ahora se me ponía el mundo de cabeza pensando en algo que quizás no debía.

Narra Giuliana:

Me encontraba leyendo uno de esos libros de García Márquez que tanto me gustaban, a lo que mi hermano llego de pronto con una sonrisa increíblemente sincera en su rostro tumbándose junto a mí en el sillón.

Miguel: Y entonces? - Preguntó

Giuliana: Que? - Dije queriendo que no hablara de lo que yo pensaba.

Miguel: Mmm no te hagas la que no sabes...Que tal todo en el trabajo? Como te fue en tu primer día? Ya volviste a perder la razón por el Gato? - Preguntó de un solo golpe.

Giuliana: El trabajo no estuvo mal, mejor de lo que yo esperaba. Y no te dije que no íbamos a volver a lo mismo y desde cuando le ponemos apodos a Paulo? - Pregunté confundido

Miguel: Sabes que soy el hermano maravilla y puedo inventar muchas cosas - Dijo riendo

Giuliana: Ya veo que eres todo un inventor deberías usar eso para dar ideas en tu trabajo - Dije

Miguel: Me salió graciosita la niñita - Dijo sarcásticamente.

Giuliana: Siempre - Dije guiñándole un ojo.

Miguel: Entonces le hablaste al final? - Preguntó

Giuliana: No, absolutamente nada simplemente me quede callada además que quería que le dijera? "Oye me encanta lo que has echo te ves increíble después de todo" - Dije rodeando los ojos.

Miguel: No se te ocurrió aunque sea sonreírle? - me pregunto

Giuliana:No, a menos de que quisieras que me despidieran por golpear a uno de los futbolistas no planeé acercármele -Le respondí

Miguel: y entonces? Así planeas reconquistarlo según tu? - Preguntó desconcertado.

Giuliana: No planeo reconquistarlo comprende el esta con Antonella no voy a ser la loca que destruye parejas esto no es una novela en lo que todo termina felizmente - le respondí

Miguel: Como digas niña - Me dijo y fue hacia la cocina a prepararse algo de comer.

Yo simplemente tome mi chaqueta y salí del apartamento caminando entre las calles de Turín hasta llegar a aquel bar donde me senté en una barra era un lugar acogedor no vendían solo alcohol también vendían café y otras cosas tome un café donde me encontré a el hombre que desde hace tiempo me atendía. Conocido como Luciano Benedetti un italiano muy amable.

Luciano: Señorita Martínez - Dijo sonriente

Giuliana: Luciano - Dije correspondiendo su sonrisa.

Luciano: Dime que te trae por aquí? - Me preguntó con su libreta en mano.

Giuliana: Ya lo sabes este lugar hace olvidar todo lo malo con su espectacular café - Le conteste encogiéndome de hombros

Luciano: Ya veo, entonces será un café como siempre. Y el joven de los ojos verdes? - Preguntó a lo que yo sonreí desviando la mirada hacia otro lado.

Giuliana: Veo que siempre sale el tema de conversación sobre el... supongo que con su chica probablemente durmiendo - Dije murmurando lo último aunque igual lo escucho.

Luciano: Que pena que ya no estén juntos, se le veía muy feliz contigo - Dijo

Giuliana: Creo que su amor por mi duró poco - Dije

Luciano solo decidió quedarse callado ante mi respuesta, y se alejó para pedir mi café.

Héroe favorito de Romeo Santos sonó por el lugar mencione que este era un bar latino? Supongo que no, una pareja de personas mayores se paró a bailar al compás de la bachata sonreí al verlos bailar tan bien a pesar de su edad. Lo cual me animo a levantarme y comenzar a bailar sola sin importar quién me viera en ese momento.

Noté como algunos se grababan la escena la verdad es que no bailaba tan mal si se los digo. Después de un rato por el cansancio pare y volví a sentarme donde me encontraba anteriormente.

Luciano: Aquí tiene su café Giuliana...por cierto bailar se le da bien - Dijo a lo que yo le agradecí y comencé a beber de la tasa.

Recordé cuando solía cantar por diversión en aquel bar, no lo hacía nada mal aunque lo mío era la fotografía no podía quejarme de el buen tono de mi voz.

Luciano me miraba con intriga desde lejos como queriéndome preguntar si esperaba a alguien la verdad es que no, estaba cansada de que me preguntaran por el era como un travesía que se repetía sin parar por una parte quería que supieran que el ya no era parte de mi vida pero por otra parte quería que me siguieran preguntando por el como si nada hubiese ocurrido.

Algo masoquista no? Quería tanto que no me importara que felizmente pudiera actuar como si nada pero yo seguía pensando y eso era algo que me molestaba eternamente de mi, que seguía comportándome como una niña cuando ya no tenía motivo para hacerlo.

Yo solo quería estar en Cuyagua olvidándome de todo caminando por la arena. Pedí un último café ya que después de este me marcharía.

Paulo: Así que problemas - hablaron al escuchar esa voz voltee.

Lo miré sin expresión alguna y luego voltee nuevamente hacia mi tasa de café.

Giuliana: Solo vine aquí por el café más parecido a el de mi país en Turín - Dije despreocupadamente.

Paulo: Que lindo es encontrarte estando sola - Dijo sentándose en otros de los taburetes.

Giuliana: No pensé que las cosas malas pudieran seguir saliendo de tu boca - Dije y me levante comenzando a dirigirme a la puerta dispuesta a salir del bar.

Me va a extrañar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora