Sam.
Dentro del coche reinaba el silencio. Todas estaban confundidas y extrañas. Eso me pasaba por juntarme con mujeres.
—Entonces...—Dijo mi hermana para cortar el silencio—¿a dónde vamos?.
—A casa de Hanna—dije sin quitar la vista de la carretera.
—¿¡A mi casa?!—preguntó Hanna que se había sobresaltado.
—Si—afirmé—¿puedes ser tan amable de decirme dónde es?.
—¿Hemos estado dando vueltas a la ciudad todo este tiempo?—preguntó B desde el asiento de copiloto, la cual hasta entonces no había dicho ni una sola palabra.
—¡Gira aquí!—se apresuró a decir Hanna, y seguí sus órdenes.
—¿Es aquél departamento?—Hanna asintió con la cabeza y pude verla gracias al espejo retrovisor—¿eso responde a tu pregunta, B?.
—Sí aquí, Sam—me dijo Hanna. Aparqué el coche enfrente de las puertas del edificio antiguo. Era enorme, desgastado y cubierto de moho en ciertas partes, la pintura, casi invisible, era de un color crema hace muchos años, pero ahora, a causa de la humedad y los años, estaba desgastada y sin vida, las puertas de roble llevaban anuncios pegados cuidadosamente, tenía unos cinco pisos y todos ellos con grandes ventanales que daban a una pequeña azotea.
Bajamos del coche y hanna sacó de su bolso negro unas llaves que abrieron las rechinantes puertas de madera. En el Hall había unas cuantas masetas con plantas de inmensas hojas, un ascensor con reja metálica y unas enormes escaleras de roble desgastado y cubierto de polvo.
—Disculpen si no es agradable—dijo luego de presionar el botón del ascensor. Se dirigió a Lisa y a mí—sé que no acostumbran venir a lugares como este—dijo Hanna avergonzada.—Está bien, Hanna—dijo mi hermana—debes pensar que toda nuestra vida hemos vivido cubiertos de lujo, y no es para más, pero mi madre y su familia eran tan humildes como tú, y créeme que disfrutábamos más en los suburbios que rodeados de lujos y comodidades—esa que había oído no sonaba a el maldito demonio al que acostumbraba a escuchar, era increíble.
—Es cierto—intervine—no te avergüenzes, Hanna.
—Tú cierra la boca—espetó Lisa. Retiro lo dicho, era una maldita arpía.
El ascensor se abrió de una vez por todas y nos llevó al apartamento de Hanna. Todo allí dentro estaba perfectamente acomodado y limpio, la humildad era presente en su casa, y eso era fantástico.
—Siéntase en casa—dijo quitándose los tacones y arrojándolos a un rincón.
—De acuerdo—Dijo B y se lanzó a uno de los sofás. Suspiró.
—Con permiso—dijo mi hermana tomando asiento al lado de B.
—Sam—llamó Hanna—. Sigo sin comprender porqué hemos venido a mi apartamento, no es que me moleste ni nada, sólo que... no comprendo.
—Oh, lo siento—me disculpé. No les había dicho los planes que tenía en mente y todas estaban muy confundidas—esta noche, señoritas, iremos a disfrutar el verano nocturno como se debe—las tres se miraron entre sí.
—¿Y... a qué te refieres con eso, Sam?—preguntó Hanna confusa y divertida.
—Necesitamos quitarnos de encima los nervios y el estrés, así que espero que se muevan —dije—quiero que se vistan muy guapas, excepto tú, B—abrió los ojos como platos, com gesto ofendido—y que me digan que aceptan mi propuesta.
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Amor A Segunda Vista [En Corrección]
RomanceSola, confundida, y sin recuerdos. Así despierta B. Para su suerte, no despierta en cualquier parte, nada más y nada menos que en la enorme mansión de Sam Jenner, un guapo niño rico, un galán cualquiera. Sam y B, deberán aprender a convivir juntos...