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Para SydLovBook.

Sam.

El aire estaba fresco pero pesado por la reciente lluvia. El viento me pegaba en la cara. Estaba tan frustrado que cada vez que B aparecía en mi mente pisaba más el acelerador. Cada vez más, más y más. Tenía el pensamiento perdido, lleno de ira y frustración. Sus labios, su aliento, su perfume, su cuerpo, todo en ella me volvía loco. Había accedido a verme con Sarah para olvidar a B, pero fue imposible. La lencería de Sarah no había logrado hacerme olvidar de los problemas, ni me había puesto cachondo, pero B... Ella con una sola mirada lograba todo eso y más en un sólo segundo, ¿cómo era eso posible?.

  Luego de arreglar las cosas con B me fui a mi habitación. La lluvia caía afuera como un océano sobre el tejado, los truenos y relámpagos le deban ese toque especial, ese que te decía "ve a la cama y no salgas de allí en todo el día". La oscuridad de la habitación me tranquilizaba, me daba paz. De repente oí un tintineo: mi celular. Revisé la fecha del día para saber si era lo que pensaba que era.

"Estimado señor Jenner: le comunicamos que el receso de verano ha comenzado, por lo tanto la estudiante a su cargo regresará a casa hasta el comienzo de clases.
Saludos, Escuela Harrington para niñas."

Era lo que creía. ¡Maldita sea!, había llegado el tiempo en el que el mismísimo diablo regresaba a mi casa sólo para hacerme la vida imposible. ¿Que de quién hablo?, pues nada más y nada menos que de Lisa Jenner, mi hermana. Ella parecía una simple chica de dieciocho años, pero era en realidad mi pesadilla más temida, desde que nuestros padres dejaron esta tierra, cada uno a su momento, era una muchacha resentida, cruel, que juzgaba hasta por el más mínimo defecto a quien fuera, y lo que más me dolía de todo era que me hacía la vida imposible ya que, según ella, era mi culpa que nuestros padres hubieran muerto.
En fin, en unos dos días tendría a mi peor pesadilla aquí. Me pregunto qué pensará de B...

De repente oí unos toquidos a mi puerta.

—¿Sam?—era ella. Me levanté de un salto de la cama y apoyé mi cuerpo sobre la puerta.
—Aquí estoy, B—le dije en susurros.
—¿Qué quieres cenar?—sonreí.
  —No lo sé, ¿qué sugiere usted, Mademoiselle?—la escuché reír en voz baja como una niña después de una travesura.
  —No lo sé, la lluvia me provoca flojera—me reí.
  —A mi igual—parecíamos dos niños hablando a través de la puerta, aún así su fragancia se me introducía en la nariz y me hacía ver las estrellas. Abrí la puerta de repente y ella cayó en el suelo de mi cuarto.
  —¡Auch!—gimió en el suelo.
  —Lo siento—le dije con una sonrisa.
  —Sé que lo hiciste a propósito, descuida—me reí.
  —Si, como digas. Oye, escucha.
  —Dime—me dijo mientras se ponía de pie nuevamente.
  —Mañana quiero presentarte a alguien.
  —¿A mí?, ¿y eso por qué?—parecía bastante sorprendida. Sus ojos azules me miraban, cuando me miraba así me volvía loco, me hacía sentir unas ganas tremendas de besarla, de tocar su piel suave y perfumada y de pasar mil y una noches a su lado.
  —Ella se quedará  con nosotros por todo lo que resta del verano—su sonrisa se apagó en un sólo segundo.
  —¿Y quién es ella?—me preguntó.
  —No te lo diré, quiero que sea una sorpresa—le dije, aunque no parecía estar muy contenta con la idea.
  —¿Puedes al menos decirme cuál es su nombre?.
  —Su nombre es Lisa—le dije con la sonrisa más dulce que pude regalarle—no te preocupes, ustedes se llevarán muy bien, ambas son crueles y gruñonas.
  —¡Oh, mira quien lo dice!—refunfuñó. Me reí mientras ella me miraba con los brazos en jarras.
  —Eres muy linda cuando te enojas, B—le dije con sinceridad. Mi corazón se aceleró nuevamente. Me miró por unos segundos, los cuales se me hicieron eternos.
  —Pedí una pizza, ¿hice mal?—dijo mientras salía de mi habitación con prisa. ¿Acaso estaba escapando de mis elogios?.
  —¡B!—la llamé, ella volteó y el cabello la golpeó en el rostro; sus ojos azules brillaban intensos.
 
《Lo siento, B》, pensé antes de tomarla por la cintura y posar mis labios sobre los suyos.

Amor A Segunda Vista [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora