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Capítulo dedicado a TeamInvisible, un grandioso equipo que te invito a conocer.

Allí estábamos, bajo la luz de la luna y las tenues luces rosadas. Ella me miraba esperando una respuesta, con esos ojos, esos ojos que brillaban y me recordaban al océano, tan azulados, turbios y dulces, repletos de bondad, sinceridad y valentía.

  —Porque te amo, Blair—dije finalmente. No sabía qué iba a responder ante esa confesión. Me miró fijamente. Tenía miedo de cómo podía llegar a reaccionar a tan repentina confesión. El aire estaba húmedo y sentía que me ahogaba poco a poco.

Entonces sucedió algo inesperado: ella se acercó a mí, sin dejar de mirarme con esos ojos intensos, puso sus manos sobre mi pecho y levantó la mirada-ya que yo era más alto que ella-luego deslizó sus manos lentamente, tocando mi pecho a través de la tela, luego entrelazó las mismas alrededor de mi cuello. No dejaba de mirarme, sin expresión alguna, pese a la distancia a la que nuestros cuerpos se encontraban uno del otro. Luego se acercó lentamente a mis labios y supe que iba a besarme, tampoco es que me resistiera. Quería besarla y ella a mí, así que así fue. Era un beso apasionado, que me daba una sensación de cosquilleo que me recorría el cuerpo. Nos separamos, apoyé mi frente contra la suya, quedando a una distancia bastante corta.
Estábamos jadeando.

  —Dime que me quieres—le dije.

  —¿Qué?—dijo en un susurro, puso las manos en mi pecho para separarse.

  —Dime que me quieres—el viento sopló y el cabello le cubrió el rostro, entonces se lo aparté para poder verla mejor—siempre que me besas me dejas con la intriga de porqué lo haces, entonces dime, ¿tú me quieres?.

  —Sam...

  —B, ¿tú me quieres?—la interrumpí con firmeza.

  —Yo... no lo sé—respondió finalmente.

  —¿Cómo que no lo sabes?.

  —No lo sé—me dijo, pude notar que se puso incómoda. Me acerqué a ella y la tomé por los hombros.

  —No puedes decirme que no me quieres, que no sientes nada—insistí—no vas a decirme que me besaste sólo porque estabas aburrida o porque se te daban las ganas, porque sé que tú no eres así.

  —Sam... yo...

  —Dilo, no tengas miedo, B.

  —Sam no recuerdo qué es amar a alguien, ¿qué se supone que debo sentir al respecto?.

  —¿Y si te digo que yo tampoco lo recuerdo?—un silencio se apoderó del lugar.

  —Si ni tú ni yo lo recordamos, ¿cómo se supone que voy a estar segura de lo que siento?.

  —El amor está lleno de inseguridades, y si ninguno recuerda lo que es amar, entonces tenemos toda la vida para recordarlo...—me miró con esos hermosos ojos azules como el océano, me invadieron las ganas de decirle lo mucho que me importaba y que me estaba volviendo loco.
 
  —No lo sé, Sam—hizo una pausa y fijó su mirada en un punto inexistente, hacia el suelo—Apenas te conozco, ¿estás seguro de que puedes decir que me amas?.

Y no supe qué decir. Tal vez estaba en lo cierto.

  —Vamos—me dijo al cabo de unos minutos, me cogió de la mano y me invitó a volver con el resto. Asentí con la cabeza y ella me devolvió el gesto con una sonrisa. Nos dirigimos de nuevo hacia adentro, con el montón de gente. Íbamos hacia la mesa en donde nos encontrábamos antes, pero en eso oí una voz, que me resultaba familiar.

Amor A Segunda Vista [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora