Sam.
Habían pasado dos semanas ya desde aquella noche que revivió mis esperanzas de amar. Ahora quería dormir junto a ella cada noche, sentir el calor de su cuerpo, y dejar que su aroma a rosas invadiera mis sentidos.
Tenía que hacer algo por ella, quería que se volviera más cercana a mí. ¿Jamás has sentido ese cosquilleo en el pecho que te hacía sonreír y brincar de alegría?, ¿qué rayos significaba?. Todas esas preguntas retóricas invadían mi mente, mientras miraba el blanco cielo raso de mi habitación.
Acostado sobre mi cama, pensaba en las grandes cosas que podría hacer por ella, porque de verdad quería hacerlo, entonces comenzaría por algo pequeño. Bajé el interruptor de la luz de noche que indicaba que estaba encendido, entonces, animado y emocionado, cerré los ojos.
A la mañana siguiente los cálidos rayos del sol me abrazaron y me obligaron a abrir los ojos. Al ver que ya era de día, di un bote y me levanté de la cama. Me dirigí al baño de mi habitación, y contemplé mi reflejo en el enorme espejo sobre el tocador. Cepillé mis dientes lo más rápido que pude, me di un último vistazo en el cristal y salí de allí rápidamente. Corrí hasta la puerta de su habitación, que por suerte estaba entreabierta, para comprobar si B seguía dormida. En efecto allí estaba, acurrucada entre las cobijas, entonces cerré la puerta con cuidado y haciendo el menor ruido posible. Giré sobre mi propio eje y me dirigí a la cocina para prepararle el desayuno.
Tomé los ingredientes necesarios para hacer wafles, lavé mis manos, y entonces recordé que a nadie le gustaban los desayunos quemados.
—Recuérdame que tengo que aprender a cocinar sin quemar nada en el intento—me dije a mí mismo.
Entonces fui en busca de la ayuda de Lisa. Golpee su puerta.—varias veces de hecho—Nada. Insistí y no se oyó más que sus ronquidos y murmullos detrás de las puertas. Entonces seguí tocando la puerta, esta vez causando ruidos molestos.
—¿Qué quieres?—me dijo, abriendo la puerta de mala gana.
—Tu ayuda—le dije y la tironee del brazo, obligándole a ir a la cocina a rastras. Le expliqué que quería prepararle el desayuno a B, pero que era un completo inútil con la cocina. Entonces se burló un buen rato de mí y luego me ayudó a preparar los wafles para B. Mientras ella cocinaba, yo preparaba la mesa, preparaba jugos de frutas, galletas, una jarra con leche fresca, donas y demás delicias.—Entonces... ¿que tal están?—le pregunté a Lisa, que le dio un mordisco a uno de los wafles.
—Deliciosos—dijo con un gesto de placer.
—Gracias por ayudarme, Lis
—le agradecí sonriendo de lado.
—¿Ayudarte?, ¡pero si yo lo he hecho todo, tú sólo te quedaste mirando!—espetó con las manos sobre la cintura.
—De acuerdo—dije, poniendo los ojos en blanco.
—¿Y qué esperas, estúpido?, anda—me animó.
Puse unas rosas que había tomado del jardín y las coloqué dentro de un florero en el centro de la mesa, entonces me dirigí a su habitación con una bandeja repleta de galletas.
Al llegar a la puerta, apoyé mi oído sobre la puerta. No se oía nada. Toqué dos veces. Nada. Entonces decidí entrar por mi cuenta. Casi pierdo el equilibrio, pero logré bajar la perilla de la puerta con el codo, le pegué con la cintura de costado y entré, luego cerré la puerta con el pie.—¿B?—dejé la bandeja sobre
La cómoda.No se oía ni un murmullo. Me acerqué lentamente al baño para ver si se encontraba allí, la puerta estaba entreabierta, entonces con cautela y sumo cuidado la abrí lentamente. Asomé la cabeza, el baño de las habitaciones contaba con un pequeño hall, luego de doblar en una esquina se encontraba el retrete, el lavamanos, un armario dentro de la pared, y la tina, rodeada por unas cortinas de baño blancas, como todo el lugar. Me recordaba a la nieve, completamente blanco, a excepción de unos jarrones de colores que mi madre había puesto de decoración junto al lavabo de cada uno de los baños.
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Amor A Segunda Vista [En Corrección]
RomanceSola, confundida, y sin recuerdos. Así despierta B. Para su suerte, no despierta en cualquier parte, nada más y nada menos que en la enorme mansión de Sam Jenner, un guapo niño rico, un galán cualquiera. Sam y B, deberán aprender a convivir juntos...