Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas y lo sé porque lo he intentado, tampoco un millón de lágrimas, lo sé porque he llorado hasta quedarme sin lágrimas hasta que el alma se me secó. Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
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Gritos de la Mente
De TodoCierra los ojos e imagina que estas cosas las has gritado en silencio.