Tiempo al tiempo, dicen todos, dejá que fluya, dicen todos, cuando menos lo esperes, dicen todos.Y así como quién no quiere la cosa, nos vamos olvidando de los buenos momentos que vivimos, de esas tardes y noches que compartimos pensando en eso que no sabemos si existe. Recordando lo que pudo ser, aletargando lo que no supimos ser.
Y el amor, el puto amor, es tan ambicioso como la mente, la misma que te hace reflexionar y te pega cachetadas de coherencia de vez en cuando, para recordarte que sos humano y está bien llorar por quién no te corresponde, porque a veces hay que saber aceptar que hoy no es nuestro turno.
La mente, tan reflexiva, el corazón tan incoherente y el cuerpo tan receptivo.
Tiempo al tiempo, daño al daño, y sin darte cuenta se te pasan los años...
La impaciencia de esperar, la impaciencia de no tener, de no querer buscar más, de estar cansado y embarrado por jugar tanto tiempo en el banco de suplentes.
Pero si hemos caído hemos de levantarnos. No perdamos la costumbre de espiar nuestros adentros de vez en cuando para entender en qué fallamos, o en qué fallaron los demás. Y si nada ha fallado es porque todo aún espera, todavía no ha terminado.
Tiempo al tiempo mi amor, me deshojo, me desparramo entre líneas. Me cansé de mirar de lejos mi amor. Te dejo libre como te encontré. Me dejo libre cómo me encontré, tiempo al tiempo mi amor, ya va a dejar de llorar este corazón.