Hermanos.

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Unos pequeños pero insistentes rayos de luz se filtraban entre la persiana consiguiendo dar en mi cara de lleno y así despertarme.
Debía bajar mejor la persiana por las noches si no quería despertar de esta forma tan molesta.

La gran colcha de color azul yacía en el suelo indicando que la había tirado mientras dormía. Nunca entendí como era capaz de moverme tanto hasta el punto de tirar las cosas al suelo.

Me senté en la cama apoyando mi espalda contra el oscuro cabezero de madera.

Hoy era sábado, por lo cual no tenia clases, sabía que tenia que hacer muchas otras cosas, pero no me apetecía levantarme. Sentía demasiada pereza este día.

Quería pasar lo que restaba de día en la cama, pero no debía, si quería irme debía estudiar.
No quería acabar como mis padres, sin estudios ni trabajo.

Con toda la pereza que mi ser llevaba dentro quite la gruesa sabana de color azul de mi cuerpo echándola a un lado de la cama.

Fui hacia la ventana para subir la persiana y así dejar que entrase luz. Debía ser temprano, pero ya era normal en mi dormir poco por la noche y mucho por el día. Yo era consciente de que eso no era bueno, pero no sabia que otras cosas a parte de estudiar hacer por las tardes.

Unos golpes en la puerta de mi habitación me sacaron de mis pensamientos, debía ser mi madre. Ella siempre escuchaba cuando me levantaba, no sabía como tenía el oído tan fino esa mujer.

—Adelante— dije a la vez que me agachaba para coger la colcha que horas antes acabo en el suelo.

—Iris, he vuelto.— la voz de mi compañero de sangre resonó por la habitación consiguiendo que arrugara las cejas.
No había pasado ni una semana. Sinceramente no entendía cómo había vuelto tan pronto.

—Hola, Jax— dije dándome la vuelta para así mirar a mi hermano. Me acerque para darle un abrazo que seguramente acabaría rechazando como en veces anteriores. Sabía que él lo pasaba mal, que tenía el doble de problemas que yo pero, ¿Qué podía hacer? Le ofrecía mi apoyo y cariño incondicional, no podía hacer mas por él.

Su mirada oscura y vacía de sentimiento se encontró con la mía, antes de que pasara mis brazos por su cintura. Olía a sudor, tabaco y menta.
Cuando era pequeña siempre estaba entre sus brazos, siempre me gustó su olor.
Pero todo cambió, él dejó de preocuparse por si mismo.

Para mi sorpresa paso sus brazos por encima de mis hombros a la vez que hundía su cabeza en mi despeinado pelo.

Cerré los ojos para intentar recomponer mis inseguridades en los brazos de mi hermano mayor.

—No vuelvas a irte— pedí. No quería que acabará mal en una de esas noches de apuestas, no quería perder otro hermano.

—Tengo que hacerlo Iris— contestó a la vez que me separaba de su cuerpo para así volver a mirarme a los ojos— Ojalá tú no acabes en nada parecido.

Su voz se quebró en la ultima palabra, dándome a entender que se estaba rompiendo delante de mí. Sus oscuros ojos empezaron a enrojecerse a causa de las lágrimas que querían salir de ellos.

Volví a abrazarle, solo que esta vez mas fuerte, para darle a entender que no estaba sólo. Pero eso con un simple abrazo no se podía entender.

—Te quiero hermanito.— dije en un intento de animarle. Pero no funcionó ya que se separó de mí y salir por la puerta para cerrarla después de un fuerte golpe.

Con una gran impotencia que cada vez crecía más dentro de mí comencé a llorar de manera desconsolada.

Sabiendo que yo no tenia razones para hacerlo, que era una maldita niña sensible que seguramente sólo quería atención. Pero no podía controlar los sollozos que nacían de mis adentros.

Echaba de menos la época en la que vivíamos en la ciudad,  donde todo era sencillo, cuando todavía estaba estaba Ray.

Ray era nuestro hermano mayor, él sabía que nuestra vida aquí no sería fácil por ello decidió quedarse en la ciudad. Después de que nosotros llegásemos a este pueblo comenzamos a necesitar dinero para pagar las facturas ya que poco después de llegar despidieron a papa.
Ray solía pasarnos una pequeña suma de dinero.
Meses después llamo diciendo que no podía darnos mas dinero, ya que él tampoco tenia un gran sueldo.
Mi Padre se enfadó muchísimo con él y le dijo que no quería saber nada mas de Ray. 

Desde entonces no sabíamos nada de mi hermano, era como si nunca hubiese existido ese chico lleno de vida que alegraba nuestros corazones. 

My dream is you. (#PGP2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora