Siempre tú.

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Los grandes edificios caían al suelo sin piedad, la tierra bajo mis pies temblaba, cientos de gritos desesperados sonaban en la lejanía.

Terremoto.

La oscuridad del cielo daba miedo, nunca lo vi de esta forma, las nueves casi imperceptibles conseguían hacer una forma que no lograba reconocer, pero que me causaba escalofríos.

Cada vez los edificios caían mas cerca de mí, dándome a entender que si no comenzaba a correr podría morir aquí chafada por miles de kilos.

Comencé a correr sin saber donde llegaría, los gritos cada vez se escuchaban más lejanos, hasta el punto en el que no se escuchó nada. 
Era como si en ningún momento hubiese pasado aquello. Ya no había edificios, tampoco temblaba la tierra, en cambio cada paso que daba sentía que me hundía. El cielo seguía oscuro, no había estrellas, tampoco se encontraba el brillo de la luna.

¿Qué era esto? ¿Dónde estaba?

Intente caminar mientras me hundía mas a cada paso que daba en la pegajosa tierra, las ramas de los arboles marchitos danzaban al compás del viento helado.

Este lugar me daba mas miedo que el anterior, mis pies ya podían continuar, puesto que se habían hundido demasiado en aquella tierra esta cada segundo tiraba mas de mi cuerpo hacia bajo.

Miedo.

Mi pecho comenzó a moverse bruscamente, sacando aire de mis pulmones exageradamente, mis mejillas cada vez se mojanban mas.

Intente hacer sonidos, pero nada salio de mi boca. Era como si me hubiese vuelto muda.

—Tú— su voz sonó desde la altura de uno de los marchitos arboles, entonces esto era una pesadilla—Suelta a la soñadora— dijo él joven desde lo alto de el árbol, consiguiendo así que no pudiese diferenciar su cara.

La densa arena dejo de tragarme para dentro y se disipó poco a poco, por lo que yo quedé libre por fin.

Mire hacia mis piernas para asegurarme de que estuviesen enteras.
Parecía como si nunca hubiese pasado nada.

El cielo fue cambiando de color poco a poco, al igual que él marchito bosque, que se volvió completamente verde con algunos colores que no lograba diferenciar por la distancia en la que estaba.

Unos golpes en mi hombro izquierdo me sobresaltaron consiguiendo que me diera la vuelta rápidamente por si de nuevo algo malo estaba acechando a mi al rededor, pero no era nada malo, era él. 

—Gracias—dije soltando todo el aire de mis adentros.

—Hola, Iris—Saludó sonriendo, como si no hubiese pasado nada segundos antes y así pareció.

—Hola, Ewan— Esta era la primera vez que decía el nombre que había pensado para él, no podía aguantar a decírselo en otro sueño, que fue como le dije que haría.

Su sonrisa se ensachó mostrando sus perfectos dientes y consiguiendo que su hoyuelo saliera a la luz.

En esta ocasión no llevaba la misma ropa de siempre, su vestimenta era como la de cualquier adolescente.

Su cuerpo se acerco al mío de forma lenta, como si supiese que en cualquier momento me alejaría y quizá estaba en lo cierto pero, ¿Que quería?

Sus brazos rodearon mis hombros acercándome a su pecho.

—No estás sóla, siempre velaré tus sueños— dijo cerca de mi oído, consiguiendo que un nudo de lágrimas brotarán de mis ojos.

No quería despertarme nunca más, quería quedarme entre sus brazos para siempre. Aquí me sentía protegida.

—Me gusta el nombre que has elegido—volvió a hablar consiguiendo que mis labios formaran una sonrisa.

Con él siempre era así, felicidad y sonrisas.

—¿Siempre estarás en mis sueños?— pregunté todavía contra su pecho. No quería separarme de él.

—Eso depende ti— Contesto a la vez que su cuerpo empezó a difuminarse. Una ultima sonrisa surgió de mis labios antes de que él desapareciese del todo.

My dream is you. (#PGP2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora