Capítulo 1

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El Tesoro de Saint- Marie (o la Isla Bonita) Capítulo 1 Jack miraba a su brújula

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El Tesoro de Saint- Marie (o la Isla Bonita)
Capítulo 1
Jack miraba a su brújula. Observaba hacia el horizonte. Estaba perplejo y desorientado.
Gibbs se acercó a él.
- Jack, ¿sucede algo malo?
- No, Gibbs...sólo pensaba- respondió guardando su brújula mientras trataba de recuperar la calma.
- ¿Estás seguro?
- Nunca estuve más seguro, maestre Gibbs. Ahora, vamos, hay que seguir adelante. Hacia Montserrat.
Gibbs bien sabía que algo había asustado o intrigado a Jack. Pero, ¿qué había sido?

Tiempo atrás...
- Jack, creo que esto es una locura...
- Mi padre dijo que estaba junto a la playa de White Cap Bay.
- Pero...ya sabes lo que sucede ahí- seguía aquel joven que seguía junto a Jack en aquel extraño viaje.
- Jovencito, una cosa es cierta. Si no te arriesgas, jamás conseguirás lo que buscas, ¿savy? Ahora, si eres tan amable llévame hasta ahí. Voy a desembarcar y luego sé que encontraré al Perla.
El joven acercó a Jack a la orilla. Éste dio un salto hacia el mar, nadando tan bien como siempre lo hacía.
Dentro del agua trató de encontrar la pieza que el capitán Teague le había indicado encontraría. Pero por más que se adentraba no encontraba nada.
De pronto notó que el movimiento del agua se acrecentaba. Y un canto logró dominar momentáneamente su mente.

Aquel canto se tradujo en atracción. Nadó hacia donde escuchaba el canto pero la profundidad lo hizo sentir que la corriente lo arrastraba hacia abajo.
Todo parecía estar perdido para el capitán Jack Sparrow
Una presión como de cien atmósferas cayó sobre él. Se sentía pesado y parecía que no terminaba de caer.
Descendió hasta donde el nive del agua se lo permitió y su propio peso lo llevaba. Cuando tocó fondo, apenas si sentía aliento vital.
Se sentía ahogado, como si no respirara.
Un aliento extraño lo ayudaba a recuperar la respiración.
Alguien más fuerte arrastró su cuerpo hacia arriba con una velocidad inusitada.
Cuando despertó, su boca estaba siendo cubierta por los labios dulces de un ente extraño con cola de pez y torso femenino.
Entreabrió los ojos. Miró su rostro afable. Su mirada era dulce, sus labios coralinos, una sonrisa soñadora. Sus cabellos rizados, tenían el brillo de la luna y la curva ondulante del mar; su pecho, enmarcado por dos montículos prominentes, coronados por dos cimas erizadas y oscuras; su talle apenas perfilado, denotaba lo que empezaban a ser la cintura y las caderas de una mujer, mostrando una estrella en el centro, donde se perdía la figura humana y empezaban las escamas de un pez.
Jack apenas podía creerlo. Estaba aturdido por el esfuerzo, el peso, el agua que se había adentrado en él. No podía coordinar sus ideas. Sólo contempló la figura de aquel ser y sonrió. El beso de aquella criatura se intensificó haciendo temblar a Sparrow hasta la médula de los huesos.
- Eres...-empezó él débilmente.
- Sólo un sueño- dijo aquel ser, que no era otro más que una sirena.
El ente marino cuidó de él y lo atendió durante un día y una noche hasta que Jack reaccionó.
La sirena cantó para él durante la noche. Jack se tranquilizaba con aquella dulce voz.
Cuando reaccionó completamente, notó que la sirena ya no estaba junto a él. Sólo el recuerdo de su cuerpo y el sonido de su voz lo acompañaron en la bahía.


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