Capítulo 3

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Capítulo 3

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Capítulo 3


Jack contempló aquel cuerpo que estaba cubierto tan sólo con una seda.
Entreabrió la tela y notó que su cuerpo estaba completamente desnudo.
Reconoció a aquella visión que tuviera en White Cap Bay. Ahora la encontraba en esa isla, con la figura de una hermosa mujer.
La envolvió en la manta y la llevó bajo la sombra de unas palmeras. La estuvo observando hasta que despertó.
Gilian se incorporó y se cubrió. No había sentido vergüenza antes.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿No te acuerdas de mí, linda?
- Creo que sí...sí, te vi en...
- White Cap Bay.
La sirena sonrió débilmente.
- ¿Tú me trajiste hasta aquí?
- Sí, estabas desmayada en la playa. ¿Hace cuánto saliste del mar?
- Anoche, cuando salió la luna llena.
Para los marineros, las sirenas de noche de luna llena eran de mal augurio. Pero él no reaccionó mal. Al contrario, trató de acariciar su mejilla.
- ¿Qué haces?
- Nada...¿por qué saliste?
La sirena hubiera querido decirle que había salido para buscarlo a él pero no se atrevió. No lo comprendía: quería estar a su lado, quería experimentar ser mujer con él y ahora no podía decírselo.
- Quería...conocer tu barco.
- Y vaya que conocerás mi navío: el Perla Negra.
La sirena sonrió.
- El Perla...entonces, tú eres...
- Jack, Jack Sparrow.
Gilian asintió.
- Hemos oído hablar mucho de ti.
- ¿Ah, sí? ¿Y qué dicen de mí?- preguntó interesado Jack.
- Bueno, algunos dicen que eres valiente, otros que eres un tonto.
Jack se sentía feliz de lo primero pero arqueó los ojos ante lo segundo.
- En general, siempre hay opiniones divididas entre la gente al respecto de mí. Pero, ¿qué opinan las sirenas?
- Las sirenas también están algo divididas. Algunas dicen que eres un mal hombre, otras, te admiran.
- ¿Y tú?
Eso turbó sobremanera a la muchacha. No sabía qué responder.
- Yo no podía tener ninguna opinión, porque no te conocía.
- Haces bien, que no te afecte la opinión externa. Al conocerme, podrás generar tu propia opinión, ¿savy?
Gilian sonrió.
- Pero...cuéntame, ¿por qué saliste del mar?
Ella bajó los ojos. No se atrevía a explicar nada. Jack entreabrió los labios al verla dudar. No quería insistir.
- No te preguntaré más. Ven, es momento de irnos.
La tomó del brazo pero ella no tenía fuerzas para caminar.
Jack la tomó en brazos y la llevó con él.
- ¿A dónde vamos?
- Al Perla. Pero, antes de eso, tengamos un acuerdo. Yo no diré que tú eres una sirena y nadie más debe saberlo, ¿entiendes?
- ¿Y qué les dirás?
- Para todos serás una princesa perdida, hasta que puedas volver al mar. Pero tienes que contarme para qué saliste del mar y así poder ayudarte.
Gilian recordó lo que le habían dicho cuando dejó White Cap Bay...


El tesoro de Saint-Marie (o la Isla Bonita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora