Capítulo 5

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Cap. 5


Hubo una pequeña celebración en cubierta. Gilian no podía celebrar mucho porque no podía caminar.
Jack se dio cuenta que su gente tenía suficiente ron y se dispuso a ir a ver a la sirena.
Ella estaba en el camarote mirando por la escotilla hacia el mar.
- ¿Pensativa?
- Algo...¿qué hacías?
- Nada...asegurarme que mi gente esté divirtiéndose, al menos como se puede en cubierta.
Se hizo una pausa que Jack rompió.
- Linda, ¿es cierto eso, lo que dijiste sobre la isla de Saint- Marie?
- Sí, Jack.
- Explícame porque no entendí- solicitó Jack.
Gilian le explicó.
- Jack, mi padre es el rey de los mares. Es el padre de muchas de mis hermanas. En Saint- Marie están las sirenas que han sido expulsadas o han escapado de White Cap Bay. Yo soy una de ellas.
- A ver si entendí: estoy ante una sirena caprichosa que por un berrinche decidió escaparse de su casa y yo puedo pagar las consecuencias.
- No es así, Jack. Yo me escapé, cierto, pero como ya no puedo volver, quiero ir a Saint- Marie.
- ¿Y se puede saber...por qué escapaste?- insistió Jack.
La sirena estaba apenada y bajó la cabeza.
- Creo conocer el motivo- argumentó Jack.
- ¿De verdad?
- Sí- dijo el capitán Sparrow.- Se dice que las sirenas se comportan en el mar como monstruos, pero que en tierra son mujeres como el resto. Y anhelan tener los sentimientos y las pasiones de las mujeres, ¿o me equivoco?
- No- reveló Gilian.
- Ya veo, entonces, tú estás buscando el amor de cierto hombre...
- No exactamente...
- Entonces...
- Sé que el hombre al que podría amar no me correspondería...así que tan sólo pretendo sentirme...su mujer.
Jack se puso en pie.
- Mira, yo tengo esta brújula. Ella siempre me guía hacia donde quiero. Así que si la usamos para buscar a tu hombre, seguramente podremos encontrarlo.
- No es necesario.
Jack recorrió su mirada muy cerca de sus labios.
- ¿Por qué?
- Porque...ese hombre...eres tú, Jack.
Sparrow sonrió ligeramente y la besó con dulzura. Luego reaccionó.
- ¿Estás segura?
- Totalmente...¿recuerdas cuando te salvé la vida? Me quedé prendada de tu boca...
- Oh, Gilian...yo no he podido dejar de pensar en ti.
- Entonces...
- No digas más- asintió Jack- prometo que te haré mía y disfrutarás como tanto anhelas.
Gilian explicó.
- En tres días debo estar en Saint- Marie para poder salvarme. De lo contrario, moriré...
Jack negó
- Eso no pasará...ven...estas horas son decisivas. No tienes nada que temer...sólo...relájate- dijo inclinándola ligeramente hacia la cama.


El tesoro de Saint-Marie (o la Isla Bonita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora