Nieve teñida de rojo

1.1K 70 2
                                    

Kevin tenía razón, todo estaba cubierto por una fina capa de nieve. Era sábado por la mañana, pero pese a eso había un centenar de personas por la calle, seguramente comprando los regalos de Navidad. De camino a nuestro destino le conté lo que me dijo mi padre, él comentó que se suponía que diría algo así.

-A las chicas guapas siempre las persigue alguien, a ti es el peligro.-dijo entre risas intentando tranquilizarme-

Llegamos al parque en menos tiempo del esperado, así que nos sentamos en un banco a esperar.

-¿Estás nerviosa?

-Algo así, mi padre me ha dicho que estoy en peligro, seguramente de muerte, así que... un poco impaciente estoy.-me revolví-Qué frío.

-La típica táctica, qué sutil.

Dicho esto me rodeó con el brazo y me atrajo hacia él. Yo apoyé la cabeza en su hombro.

-No estaba pensando en eso exactamente, pero gracias.

-Ya claro...-nos reimos-

Una bola de nieve vino hacia nosotros y fue a parar a nuestros pies. Los dos miramos de donde procedía. Al levantar la vista y encontrarme con unos niños jugando a las batallas con la nieve una sonrisa iluminó mi rostro.
La niña llevaba un jersey de Hello Kittie y un abrigo que le llegaba de los hombros hasta los pies. Él niño tenía el pelo castaño y se distinguía desde mi lugar que tenía una enorme cantidad de nieve en el pelo. También llevaba puesto un anorak de lo más grande.
Me recordaron a Alex y a mi de pequeños. Cada vez que nevaba y estábamos en vacaciones salíamos y nos encontrábamos en este mismo parque a hacer muñecos y ángeles de nieve.

-¡Perdón!-dijeron los dos peques a la vez-

-¡No pasa nada!-contestó Kevin con un entusiasmo muy impropio en él-Me encanta la Navidad.-seguía observando a los niños, pero me hablaba a mí-Adoro ver el espírutu navideño en las personas, desde los pequeños más juguetones hasta los ancianos más cascarrabias.-aquella reflexión hizo que Kevin me gustase aún más-Eh, mira.-señaló con la cabeza un sombra que se nos acercaba desde la otra punta del parque-

Iba vestida toda de negro y la mitad de la cara la tenía tapada con una braga negra. Cuando se paró a unos metros de nosotros noté como Kevin se tensaba, mientras que a mi le recorría un escalofrío.

-Señorita Amelia.-no era la voz que me esperaba-Me envía su padre, quiere que la lleve a un lugar más seguro para poder hablar sin que nadie los oiga.

Me levanté y me sacudí un poco de nieve que tenía en el abrigo. Kevin se tornó serio, pero me cogió la mano para que supiera que estaba allí conmigo. Le sonreí por el gesto y me dispuse a contestar al individuo que teníamos en frente, pero algo me detuvo.
Un ruido seco hizo que todo se detuviera. No supe de dónde procedía, pero cuando vi que el desconocido que iba a llevarme a un lugar seguro empezó a tocarse el pecho contuve el aire. La herida comenzó a expandirse y la sangre tornó la nieve de otro color. El hombre se desmayó y mis ojos se inundaron de lágrimas.
La gente empezó a correr despavorida. Solo entonces supe que estaba en aquella situación, en el ojo de tiro de un asesino. Kevin me estaba diciendo algo, pero no le escuchaba.

-¡¿Qué?!

-¡Tenemos que irnos!-dijo él-

Empezó a arrastrarme a otro sitio cuando un grito hizo que me detuviera. Era un grito agudo que solo podía venir de un niño. Giré sobre mis talones. Los niños que me recordaron a Alex y a mi de pequeños estaban detrás de un banco, abrazados y llorando de miedo. Iba a ir a socorrerlos, pero sus madres aparecieron al instante.
Kevin me cogió del brazo y me sacó de allí al mismo tiempo que llegaba la policía. La gente corría hacia el parque para saber que había pasado, nosotros íbamos en sentido contrario.
Yo seguía en shock, tan solo podía andar y mirar a Kevin. Este tenía una mueca seria, hasta que vio algo. Levantó una ceja y me observó.

-¿Estáa bien?-asentí y seguimos caminando-

No parecía que quisiéramos alejarnos del parque, sino que lleváramos una ruta fija. Lo veía todo borroso por las lágrimas, pero aún así pude ver que nos introducíamos en un edificio abandonado.
Subimos varias plantas y luego nos quedamos en medio de una habitación. No tenía ventanas, así que estaba bastante oscura.

-¿Dónde estamos?-le dije a Kevin-

Él no dijo nada. Tan solo me miró con tristeza.

-Lo siento, no quería que esto pasara.

-¿Qué? ¿Tú tienes algo que ver con esto?

-En cierto sentido, sí.-contestó una voz-

En el umbral estaba mi padre, más serio incluso que Kevin, pero no parecía que la muerte de aquel hombre le hubiera traumatizado tanto como a mi.

-¿Qué pasa aquí?-nadie me contestó, pero se echaron muchas miradas cómplices-Merezco respuestas, y lo sabéis.

-Y las tendrás, Amelia.-dijo Kevin mientras me abrazaba-Te lo prometo, las tendrás.

NOTA DE LA AUTORA

Siento no haber actualizado en mucho tiempo, pero estaba atascada, y no sabía como continuar. Os prometo que actualizaré más a menudo, y si notáis inactividad dejar comentarios para recordarme que aún hay gente que lee la historia y tengo que seguir actualizando ;)

Besos y gracias por leer mi historiaaa

El Rebelde Y La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora