1

2.6K 195 34
                                    



La tarde había estado pasando muy lenta para el chico de estatura mediana de cabello marrón claro. Se sentía inútil y agotado mentalmente ya que estas semanas de esfuerzo llenado y entregando resume a todos los locales que pedían personal no había dado frutos.

— ¿Porque tengo tan mala suerte?— se auto pregunto mientras caminaba por los alrededores de la universidad, y miraba sus zapatos como si fueran lo más interesante del mundo con un puchero en sus labios.

— ¡Baekhyun!— escucho el grito de su amigo Chen a unos pasos de él.

Emocionado por oirle levanto la mirada y le vio caminar hacia el con una sonrisa.

— ¡Aweeee!— grito emocionado corriendo hacia el de mirada gatuna abrazándolo.m.—¡Te extrañaba tanto!— lloriqueo brincando encima de él haciendo que este le alejara divertido.

— ¿Cuándo dejaras de ser tan escandaloso?— río su amigo cruzándose de brazos por el tono tan escandaloso del menor para luego acariciar su cabello.

— Estoy deprimido, no tengo dinero y aun no consigo un trabajo.— suspiro con decepción.

—Tómalo con paciencia ya verás que te llamaran de algún lugar. — intento animarlo haciendo que levantara un poco su ánimo.

—Vamos a comer rápido.— pidió ahora un poco más animado sonriendo y abrazando a su amigo a la vez arrastrándolo hasta las maquinas en donde venden chucherías.

—¿Adivina quien tiene encantada a ShinHye de la facultad de ciencias?— comento Chen de momento emocionado cortando la conversación que tenían.

— Eres un casanova amigo, pensé que nunca te pelaría, ya te veía con manuela en San Valentín. — hablo emocionado por su amigo, sabia lo mucho que le gustaba aquella chica.

— Manuela, la tuya.— le dio un pequeño empujón.—Deberías intentar buscar alguien que te guste, y además levantar pesas estas muy flacucho.— aconsejo su amigo empujándolo nuevamente al llegar al pequeño comedor.

— No soy flacucho mi cuerpo es así tonto.— le empujo de vuelta así los dos riéndose, y este sacar su cartera esparciendo las monedas que tenía en ella sobre la mesa.

Su amigo hasta sintió lastima al ver la carita de decepción que hizo el menor al ver solo dos monedas en la mesa.

— Uhh...me doy pena a mí mismo.— hizo un puchero triste y jugo con las dos monedas sobre la mesa.

— Hey no te preocupes yo te pago...— ofreció su amigo, pero de repente el teléfono del mayor empezó a sonar.

Su amigo contestó la llamada, y el más pequeño observo a su amigo con la barbilla sobre la mesa curioso viendo a este ponerse tímido y sonreír como tonto.

— Me tengo que ir.— dijo de repente levantándose de la mesa.

—¡No te vayas! ¡No me puedes dejar por una mujer!— grito indignado a todo pulmón haciendo que su amigo se detuviera al ver como todos los miraban con fastidio por el tono de voz tan alto del menor.

— Baja la voz demonios, pensaran cosas raras.— gruñó antes de salir corriendo del lugar, y dejarlo solo en aquel comedor con dos miserables monedas.

— Tengo hambre. — gruñó presionado su estómago con tortura.

Agarro las dos monedas y salió del local sin consumir nada ya que no le daría para comer algo en ese lugar.

—¿Que podré comer con esto?.— murmuro apresando su mochila más a él suspirar tratando de controlar los gruñidos de su estómago.

Cansado de caminar se sentó en una barandilla mientras abrazaba su estómago pensando en un buen filete con pasta blanca y pan tostado con mantequilla haciéndole babear.

Fue tan tonto en dejarse llevar por ese pensamiento que no se agarró bien de la barandilla y su cuerpo se dejó caer hacia atrás tal como un saco de patatas.

— Demonios...— maldijo a causa del dolor antes de sentarse y sobarse la cabeza. —Soy un tonto.— lloriqueo en berrinche estrujando su cabello de lado a lado, pero se detuvo al percatarse de un chico detrás de suyo de piel pálida y cabello negro observándole como un fenómeno extraño.

Avergonzado por aquella mirada se levantó rápidamente dispuesto a irse de allí y dejar que la vergüenza que acaba de pasar se la llevará el viento, pero cuando se fijó más en ese chico se detuvo en seco al ver un platito de bento en sus manos a medio comer.

Con una sonrisa corrió hasta donde el chico sin apartar la mirada de la preciada comida que solo de verlo se le hacia la boca agua. Ya enfrente del chico se mordió su labio inferior sin decir ni una palabra ya que solo tenía la total atención y ojos para aquel esquisto bento.

No sabe cuánto tiempo se quedó como idiota parado allí en total silencio cuando aquel chico parpadeo, y le ofreció aquel plato junto con sus cubiertos sin decir ni una palabra.

Su sonrisa se ancho feliz y la acepto rápidamente de sus manos dejándose cómodamente caer a su lado para darle el primer bocado.

— ¡Mph! ¡Esto esta delicioso!— gimió dando otros bocados más rápidos.

Se había concentrado tanto en comer y en saciar la enorme hambre que tenía que cuando levanto la mirada en busca de aquel chico que fue tan amable de ofrecerle de su comida no lo encontró ni sus cosas.

—¿A dónde habrá ido?— murmuro con la boca llena mirando hacia sus lados. —Tendré que agradecerle algún día.— prometió sonriendo para seguir comiendo gustosamente.

^^^

Omg es mi primera vez escribiendo BaekSoo y no voy a negar que estoy algo nerviosa por ello. 🙈✨

Espero que les haya gustado el comienzo de la historia. 💖

"¡HEAR ME!" ♡BaekSoo♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora