El día blanco llegó. Había mucho más bullicio de lo que se imaginaban que habría. Yura entró a la escuela abrazada del brazo de Jeewoon, ambas habían ya observado cerca de tres chicas siendo correspondidas.
Era divertido ver las reacciones de las chicas. No se lo esperaban.
Ser correspondido sin esperarlo es algo sumamente especial. Y lindo, por supuesto.
Ambas fueron su salón y dejaron sus mochilas en sus respectivos lugares. Después salieron al pasillo a seguir observando lo que el día mostraba.
Jeewoon tenía una sonrisa en su rostro. Desapareció un poco cuando vio entrando a Min Yoongi con un ramo de rosas blancas. Todas se mostraron emocionadas por ese hecho. Alguien iba a ser correspondida ese día. Alguien de las muchas que le habían regalado algo en San Valentín sería algo más para Yoongi. Alguien que parecía no ser Jeewoon.
—Animo. — Yura apretó el hombro de Jeewoon en señal confortable. Jeewoon le sonrió y bajó un poco la mirada.
Alguien que no era ella vería al Yoongi sonrojado entregándole esas flores. Su corazón se estrujaba un poco al pensarlo una realidad.
[...]
Las clases pasaron. Los maestros comprendían que era un día especial, por lo cual recortaban las horas de sus clases.
Irritada, esa era una de los adjetivos que describían en ese momento a Jeewoon.
Miraba su libreta, mientras hacía garabatos tontos en ella. Un cuchicheo la hizo levantar su mirada y vio a Kim Taehyung entrando por la puerta con un ramo de gardenias. Aquello la sorprendió, pero más aún al ver como las dejaba frente a Yura que miraba su celular.
Yura levantó su mirada y se asustó. Esa acción hizo reír a Jeewoon que observaba atenta a lo que pasaba entre sus dos amigos.
Le tocaría ser mal tercio.
Al final de clases, ya se había formado una pareja y eran Taehyung y Yura. Jeewoon no podía estar más feliz por ello.
— ¡Vamos! No harás nada más interesante. — Las clases habían terminado y Yura jalaba a Jeewoon a la sala de música. Insistía que era importante que ella estuviera ahí.
— ¡Claro que sí! Lamentaré en mi cuarto el no haberle dicho que yo fui la que dejó aquel peluche a su lado, y que fui una tonta al no decirle que era yo. — Jaloneaba su brazo, intentando que lo que recién había dicho no la lastimara mucho. — Todo eso se hace solas y con un pote de helado.
Estaba parado. A unos metros de ellas.
Lo había escuchado todo.
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Vio su reacción y se dio la vuelta, Yura había dejado de tomarla fuerte por el brazo y pronuncio un "ups"
El color empezó a subir por el rostro de Jeewoon y empezó a caminar hacia la salida. Estaba que se moría de la vergüenza. Pensaba que el resto de su año escolar podría ocultar sus sentimientos, hasta que Yoongi se graduara, pero no ¿Por qué tenía que salir todo mal?
—Oye, oye. — Alguien bloqueó su camino hacia la salida. — ¿A dónde crees que vas?
— ¿Tú también?— Namjoon había tomado su brazo y la jalaba hacia adentro de la escuela. De él no podía resistirse, su fuerza era mayor.
Iban directo a la sala de música. Eso lo sabía bien, solo un pasillo llevaba a ese lugar. Entraron y Namjoon la llevó a las bancas que había en la sala.
—Tú te quedas aquí, te conviene. — La señalo y empezó a caminar a la salida. Antes de cerrar la puerta, la volteo a ver. — Pobre de ti si te vas.
Y salió, dejándola sola en el lugar.
En silencio permaneció sentada a los menos diez minutos, hasta que la puerta de aquel lugar fue abierta. Yoongi se adentró en el lugar y se sentó frente al piano que había en la sala. Quiso levantarse, pero tampoco quería ser notada.
En el momento que entro una chica con el ramo de rosas que él traía en la mañana, quiso desaparecer, que un hoyo apareciera en el piso y la succionara.
Todo era mejor que su corazón siendo estrujado en ese momento.
