EPÍLOGO

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Me moví perezosamente entre la calidez de las sabanas que me envolvía, el frio del aire acondicionado no hacía más que dificultar mis deseos de levantarme, decidí rendirme ante su abrazo y seguir durmiente un rato más. De repente la voz del locutor de las noticias se hizo presente, una luz empezó a fastidiar mis parpados a la vez que se hacía casi insoportable.

Fue justamente en ese momento que escuche una puerta abrirse y cerrarse repentinamente, a los segundos el televisor que tenía las intenciones de despertarme ceso en todo ruido e iluminación pues se apagó. Tras unos minutos pude sentir algo pesado moverse en la cama y levantar mis sabanas provocándome un tremendo frio que me saco un quejido.

Casi instantáneamente pude sentir una gran calidez pegarse a mi espalda mientras un brazo se paseaba por mi cintura con la intención de aferrar a mí. No tenía intenciones de voltear a ver quién era el que me abrazaba, ya sabía quién era y mi olfato lo confirmaba, sentí un cálido aliento en mi nuca seguido de unas pequeñas lamidas, ya se había vuelto costumbre cada mañana desde hace ya unos cuatro meses.

- Deberías estar saliendo a la cocina ya -susurró en mi oído-

- ¿Para qué crees que puse a Lisa de sub jefa? -respondí por lo bajo- además, anoche me acosté muy tarde por tu culpa

- ¿Mi culpa? -acarició mi panza- no es mi culpa que cada vez que agregas un nuevo plato al menú el restaurante explote y debas quedarte hasta tarde

- Se supone que tú eres el jefe, tú debes controlar las reservaciones y esas cosas -bostece-

- De eso se encarga Jack cariño, yo no -volvió a lamer mi nuca-

- Dale un asistente, el pobre tiene mucho trabajo -lleve mi mano a la suya- ¿Viste su cola?, parecía que se le iba a caer de tanto estrés ayer

- Si, la vi -se rió- y ya tiene dos asistentes

Me moví poco a poco rompiendo nuestra posición, giré lentamente hasta quedar frente a frente con él y automáticamente metí mi rostro en su pecho desnudo seguido de su abrazo y una cálida lamida en mi frente.

- ¿Has pensado lo de mudarnos de habitación? -preguntó-

- Me gusta esta -resoplé- es sencilla, mientras menos es mejor para mí, ya sabes como soy

- Pudiendo tener cualquiera y prefieres que sigamos en esta -se rio- Laura llamo por cierto, quiere que le envíes la receta con un video de muestra de su ejecución -acarició mi espalda- parece que ella y mi madre darán una cena de gala en uno de los hoteles de Italia mañana

- Que pereza -suspiré-

- Dijo que dirías eso, me dijo que te dijera que si no lo hacías para hoy a más tardar las tres haría que te enviaran por avión para tu mismo cocinar allá

- Bueno bueno -resoplé levemente- ¿Qué hora es?

- Son las dos

Abrí mis ojos de golpe y en un rápido movimiento me arranque las sabanas para dar un fuerte salto fuera de la cama, gire hacia la cama para como aquel individuo se quitaba las sabanas que había aventado revelando un lobo blanco.

- ¡Mierda mierda mierda! -gritaba- ¿¡Por qué esperan a última hora para pedir eso!?

- Le gusta ponerte bajo presión -rió mientras se levantaba de la cama-

Corrí por la habitación hasta un pequeño mueble, saque el primer bóxer que vi para colocármelos rápidamente, gire hacia una silla donde estaba mi uniforme y corrí hacia este pero el lobo blanco totalmente desnudo se interpuso en mi camino.

Recetario JabalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora