Dos

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Después un joven fue a buscarla mientras le daba de comer a uno de los caballos.

—Señorita la buscan en casa, sus abuelos la esperan para el desayuno.

—Oh es verdad, gracias en un momento iré.

—Si gusta la puedo acompañar.

—Gracias Santiago— ambos fueron hacia la casa principal y en el camino se encontraron con Mía, ella los miró con intriga.

—Santiago ¿No deberías estar trabajando?

—Lo siento señorita, estaba escoltando a su hermana, regresaré a mis labores— dijo el excusándose.

—No le llames la atención, ha sido muy amable conmigo— Sarah lo defendió.

—No se preocupe señorita, regreso a mis labores— él se alejó y Mia la miró con recelo.

—No voy a permitir que me hables de esa forma frente a los trabajadores.

—Y yo no voy a permitir que les hables de esa forma a los trabajadores— Sarah por supuesto no se quedaba callada.

—Ojalá nunca hubieras aceptado venir— Sarah la miró divertida.

—¿Quieres ver cómo te quito a tu padre adorado?— le preguntó malévola.

—Eres una estúpida— Sarah comenzó a reír.

—No te metas conmigo porque vas a salir perdiendo, ¿De acuerdo? Y no quiero enterarme que vuelves a tratar a alguno de los empleados como lo has hecho con Santiago porque entonces vas a conocerme de verdad- ella le sonrió y entró a la casa sin mirarla, Mía se quedó con el coraje en la sangre.

—Buenos días— Sarah saludó a los presentes a la mesa, pudo ver a los demás integrantes de la familia,. Su tío Alex, a la mamá de Mía, que cuando la reconoció pudo ver el gran parecido que Mía le tenía, era como Mía pero más rubia y con arrugas en su rostro.

—Buenos días Sarah, siéntate por favor— le dijo su abuela.

—Gracias.

—Así que tú eres Sarah...— dijo la esposa de su padre con un tono desagradable para ella. Sarah se quedó en silencio, ¿Qué podía decir? —Yo soy Ángela, la esposa de tu padre— la forma en cómo lo dijo le molestó, ella estaba siendo petulante.

—Y yo soy tu tío Alex— él fue más agradable y agradeció que la interrumpiera, no quería tener otro enfrentamiento más por esa mañana.

—Un gusto tío— le contestó ella ignorando completamente a Ángela.

Terminaron de desayunar y ella se dirigió hacia su habitación, revisó su celular tenía un mensaje de Felipe, ella se sorprendió, ella no había enviado algún mensaje antes, así que lo tomo con calma y primero tomó una ducha, después de estar presentable, tomó el celular y leyó su contenido.

Amor❤: Hola Sarah.

Te envío este mensaje para avisarte que el proyecto de Tokio se ha revelado, soy uno de los integrantes de este proyecto, estaré viajando a Japón en una semana, tendremos que atrasar nuestros planes, lo siento. Felipe.

Lo releyó más de veinte veces, ¿Por qué no podía alegrarse? Era el futuro de la persona a la que quería, sin embargo esta era una prueba de que la realidad siempre supera la ficción, desde el principio ella supo que esto no iba a funcionar, pero aún así se aferró a la nada.

Dejó el celular en la cama y se quedó un largo rato limpiando sus lágrimas, había sido suficiente para ambos o más bien para ella, estuvo a punto de enviarle un mensaje para terminar con todo, pero alguien interrumpió sus planes, llamaron a la puerta y ella tuvo que limpiar con rapidez su rostro, cuando abrió la puerta vio a la esposa de su padre y a Mía, ¿Las víboras venían a inyectar su veneno? ¿Por qué tenía que soportar esto también? Las miró sin mostrar ningún interés.

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