Trece

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Julián las ayudó a salir de la camioneta y después se dirigió a su habitación, no salió en toda la tarde, incluso lo esperaron a comer y él no había salido, Sarah no podía dejarlo así solo, sabía que le afectaba de alguna forma todo lo sucedido.

Tocó a su puerta y él no respondió, lo hizo dos veces más, incluso habló para que supiera que era ella y entonces cuando iba a tocar por cuarta vez, él abrió la puerta.

Sarah lo miró y vio la vulnerabilidad que desprendía, ella lo abrazó y avanzaron así hasta quedar en el interior de la habitación, él cerró la puerta y se mantuvieron así abrazados, él no lloraba, pero ella podía sentir su dolor, era un eco del suyo, ambos habían anhelado tener una familia y las personas que se suponía debían estar allí, no lo habían estado, ambos tenían ese dolor y ahora se estaban acompañando.

El destino los había cruzado para curar sus heridas y ahora lo estaban haciendo.

Ella no dijo nada, él tampoco.

Pasaron los minutos y ellos se mantenían así sólo abrazados, escuchando sus respiraciones y sus corazones.

Ella intentó verificar que él ahora estaba tranquilo y quiso mirar sus ojos, pero él la ajustó aún más a él, quería sentirla así más de cerca.

-No...- dijo él y ella volvió a abrazarlo.

-¿Qué quieres hacer mañana?- preguntó ella, sintió cómo él sonrió, había logrado hacerlo distraer.

-¿Estás bien?- preguntó y ella asintió -¿Tú madre?

-Esta bien, gracias por ayudarnos.

Ahora se separaron un poco, pero sin soltarse.

-Perdón...

-Nada de eso, tú no has hecho nada.

-Pero...

-Pero nada, soy yo la que debe disculparse, no debí decírtelo, la próxima vez le diré a Raúl- él ahora la miró dolido.

-No, no digas eso, soy tu prometido- ella iba a decir algo, pero no la dejó -deja de decir que de mentira- ella lo miró sorprendida -y yo debo protegerte, no él- las palabras ahora las decía como borbotones de agua, ella sólo escuchaba inmóvil -todavía me siento impotente y culpable porque te dejé sola en el evento de caballos, porque te perdiste en el bosque y porque te deje ir sola a casa de Elena sin protección, por favor ahora sólo acude a mí, no le pidas ayuda a él- esto era una súplica.

-Pero...- ella no pudo terminar de decir la frase, Julián la sorprendió con un beso, ella sintió la calidez de sus labios.

Julián la estaba besando y ella contestó a ese beso, con efusividad.

Todo su interior estaba vuelto loco.

Su mente era un caos, ¿Por qué Julián estaba haciendo esto?

¿Qué estaba sucediendo?

Ella intentó alejarse, pero él fue más rápido tomando su rostro con ambas manos, sus labios eran insistentes en los de ella, Julián sabía a gloria.

Después de varios besos más, él se separó de ella y ella se mantuvo así por un momento más, sin abrir los ojos, no quería ser descubierta por él.

-Abre los ojos- dijo él con un tono divertido -con tus besos me acabas de decir todo.

-¿Decirte qué?- dijo ella cuando al fin los abrió.

-Que te gusto- dijo autosuficiente.

-Entonces ¿También puedo alardear?- dijo riendo.

-Por supuesto.

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