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Las semanas próximas Sarah estuvo encantada por como Julián respondía ante las situaciones que se presentaban en los planes de la boda, accedía a todo y siempre estaba al pendiente de todo lo que sucedía, tuvo un pensamiento rondando por su cabeza desde que él la había encontrado en aquel asilo: "Así que así se sentía ser amado", era una sensación de poder, de tener la seguridad de poder hacer cualquier cosa y se sentía maravillosamente.
Estaban revisando de nuevo la lista de las cosas que hacían falta por hacer cuando el teléfono de ella comenzó a sonar, sonrió cuando miró la pantalla de su celular, Gabriel estaba llamando.
—¡Hola, Gabo!— dijo ella feliz.
—Hola, enana— dijo él con cariño.
—¿Cómo estás?— preguntó interesada.
Julián continuaba revisando la lista, pero se mantenía expectante a la conversación de su prometida.
—Emocionado porque por fin podré verte, te extraño mucho loca.
—¡Ay! Lo sé, yo también te extraño— Julián carraspeo y Sarah lo miró divertida.
—¿Has hablado con tu abuela?
—No, ¿Por qué? ¿Pasó algo?— preguntó preocupada..
—No, calma todo está bien, sólo que me entregó un paquete para ti que provenía de Japón— Sarah se quedó muda.
—¿Japón?— preguntó confundida.
—De Felipe.
—Ah, ¿Por qué enviaría algo?
—No lo sé, voy a llevarlo.
—No, tíralo.
—¿Por lo menos puedo ver qué te envió?— comenzó a reír.
—Si es dinero entonces depósitas el cincuenta por ciento del total— ambos rieron.
—Veamos— se escuchó como rasgaba la envoltura.
Ella esperó un poco impaciente, ¿Por qué después de tanto tiempo él se hacía presente?
—Ya demoraste mucho— dijo ella con tono desesperado.
—Hay 14 cartas, un dije con tu inicial y unas fotografías de un boleto de avión a su nombre con destino la Ciudad de México para el dos de junio, o sea dentro de dos meses— explicó el contenido.
Sarah se quedó analizando la situación.
¿Por qué Felipe de pronto aparecía? ¿Por qué le enviaba un paquete? ¿Por qué tenía ese contenido? ¿Para qué venía a México?
—Gabo por favor, abre todas las cartas y dime si hay algo relevante que explique su repentina visita, no es que vaya a verlo, pero siempre hay que saber los motivos de las personas que regresan para estar prevenidos— Julián ahora no dejaba de verla, buscaba algún gesto en ella que denotara su estado de ánimo.
—Te envío las fotografías.
—Gracias, eres el mejor.
—Ya lo sé— dijo con una risa impregnada.
—Si, claro no mejor que yo— alardeo y comenzó a reír —bien, tengo que dejarte tengo mucho por hacer todavía para la boda.
—Mucha suerte bebé Sari.
—Gracias, tú igual.
Julián esperó a que ella dijera algo sobre la llamada.
—¿Y bien?— él también era impaciente.
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El Trato
Romance-¿Por qué yo?- él la contempló. -No puedo decirlo por ahora, sólo sabrás que aquí estarás bien, no estás aquí como una rehén, sino como una invitada. ¿Una invitada? ¿A qué loco se le ocurría secuestrar a alguien y llamarla una invitada?