Quince

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Al llegar Julián comenzó a sentirse nervioso, por fin después de un largo tiempo iba a ver a su pequeña Sarah.

El corazón latía como loco, pero debía ser prudente y tratar de idear un plan, para que ella no intentará volver a desaparecer si lo veía.

-Llegamos- dijo Raúl -iré a ver qué es lo que está haciendo y la llamaré.

-Espera, primero llévame con la encargada del lugar- Julián notó que el lugar era humilde y quiso ayudar inmediatamente a las personas que se refugiaban allí.

-Bien- ambos fueron hacia la oficina principal y allí la encargada un mujer de alrededor cuarenta años los saludó cordialmente.

Julián habló con ella y ofreció ayudar al lugar, a lo que ella se mostró sorprendida y agradecida por el gesto tan humano de una de las personas importantes de la región.

-Voy a llevarte por nuestro hogar para que conozcas a las personas que viven aquí- él asintió.

Raúl se disculpó con ellos ya que debía dejar que ellos se encontraran, su trabajo estaba comenzando ahora.

Y pensó que podía vivir en un mundo en dónde Sarah fuera feliz, aunque no fuera con él.

-Esta es la sala de estar, los abuelitos pasan la mayor parte del tiempo aquí- Julián miró a Sarah al fondo del lugar y su corazón se exaltó.

-¿Quién es ella?- preguntó él.

-Ella es mi asistente, se llama Anna- ahora entendía porque no había podido encontrarla sin ayuda de Raúl, ella incluso se había encargado de tener todo bajo control -¡Anna!- ella la llamó y Sarah levantó la vista, se quedó petrificada en cuanto vio al hombre que amaba.

Sarah comenzó a temblar de pies a cabeza.

¿Cómo la había encontrado?

Y entonces recordó la conversación con Raúl.

[...]

-No voy a soportarlo más...- dijo él.

-Bien por ti Raúl, deberías hacer tu vida- él bufó molesto.

-No estoy diciendo que voy a separarme de ti.

-Entonces haz lo que tengas que hacer- dijo sin interés.

-Eso haré.

[...]

Raúl lo había traído.

Ellos se acercaron a ella.

Sarah estaba luchando por no desvanecerse frente a ellos.

¿Por qué él estaba aquí?

-Este es Julián Infante, ha venido hoy para ayudarnos- dijo alegre.

-Mucho gusto- dijo él, ella sólo asintió.

Algunas ancianas escucharon y se sorprendieron al saber quién era el joven que las visitaba, comenzaron a acercarse y esto hizo que Sarah se sintiera un poco más alerta.

Lo saludaron y ella intentó escabullirse, pero él no la dejó, no podía permitir que volviera a desaparecer.

-Todavía no se tu nombre- se dirigió a ella, ella lo miró y Julián pudo darse cuenta que su mirada era similar a la suya cuando se miraba al espejo, era triste.

-Soy Anna- dijo dubitativa.

-¿Cómo van los preparativos para la boda?- una de las ancianas preguntó, él miró a la viejita y luego a Sarah.

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