El taxista me dijo que a esta hora no hay ningún veterinario abierto y mi desesperación creció casi al instante.
Le dije que buscará, que no importaba si tenia que ir hasta el otro lado de la ciudad debía encontrar a un veterinario para salvar a mi bebé, bueno no le dije así pero casi.
El hombre me miro con compasión y me dijo que un conocido suyo es veterinario, dijo que abre a las nueve pero que le haría una llamada para ver si me puede atender ahora.
— Son las seis treinta y cinco. Tranquilo, se que puedes aguantar un poco mas — dije conteniendo las lágrimas —, ¿ya casi llegamos?
— Si chico, en dos calles mas llegamos.
— Gracias — susurré.
El camino transcurrió en silencio, el hombre — que era bastante joven a decir verdad — de vez en cuando volteaba a verme con un rostro de preocupación. Entonces después de un rato caí en cuenta que aun debía tener los golpes que él debió dejar en mi cuerpo y rostro.
Asomé un poco hacia el espejo retrovisor que se encuentra dentro del auto, mi rostro tenia una enorme hematoma justo en la mejilla, el labio partido, el ojo hinchado, y por si fuera poco se notaba a kilómetros que estuve llorando como Maria Magdalena.
El auto paro.
Baje lo mas rápido que pude sin tener en cuenta en alto de el lugar lo que provocó que casi tropezará — sin contar el dolor de mi cuerpo por los golpes y patadas — me puse en equilibrio bien y lo mire espectante mientras el me dirigía hacia la casa a lado de un consultorio.
El hombre entró a la casa y me invitó a pasar por lo que me sentí cohibido.
— Ya pasa — insistió el —. No se molestara, ya le avisé, debe estar ahora mismo buscando buscando sus cosas.
— Esta bien — cuando entre el me indicó donde entrar y me guió por una puerta hasta el final del pasillo. Si fuera paranoico pensaría que me esta intentando secuestrar para vender mis órganos o no se, algo parecido.
Al cruzar la puerta no podía dar crédito a lo que mis ojos veían.
¡Era un cadáver!
No es cierto, era solamente la veterinaria que antes había visto a lado de la casa.
Entonces llego un hombre de media edad y tomo al pequeño gato para colocarlo en una cama y revisar sus heridas.
Se notaba que no tenia mucho de haber despertado y no pude sentirme mas culpable, nada de esto hubiera pasado si hubiese defendido a Copito.
— Pueden esperar afuera por favor, o si quieren en la sala, y Jonh la próxima vez trata de avisarme con mas tiempo.
— Perdón es que...
— Ahora no tengo tiempo, espera a que esto termine.
Y le cerro la puerta en la cara. Mierda, quiero reírme muy fuerte.
— ¡No te burles! — se quejo el — solo por que esta de malas en las mañanas se lo paso, normalmente no es así — refunfuña el.
— Ya veo — dije bajito.
— Y, ¿bien?
— ¿Eh? — pregunte extrañado.
— Me debes una explicación.
— ¿Cuál? — pregunte extrañado.
— Bueno. Como te hice un favor mínimo quisiera saber el por que estas todo golpeado — dijo acercándose a mi mientras señalaba mi labio roto y hematoma cerca de el ojo — y por que el gato estaba tan lastimado — agrego.
— Yo... — mi voz se quebró y unas lágrimas salieron, si bien no llore frente a Luke eso no impediría que llorara frente a este hombre, alguien que desconoce de mi, alguien sin expectativas o deserciones mías. Una persona que aún no significa nada importante.
— Tranquilo, respira — susurro a mi oído mientras yo no paraba de llorar o sollozar. Después de unos minutos de dejar salir mi llanto hable.
— Fue mi familia — dije lo mas alto que pude a pesar de que sonó apenas como un susurro debido a mi voz quebrada — o lo que se supone es mi familia.
— ¿Qué te hicieron? — pregunto molesto — o mas bien, ¿por qué lo hicieron?
— Mi padre recientemente se hizo pareja de una mujer, esta trajo consigo a su hijo, ese chico me odia — dije algo inseguro — el, bueno... dijo que hiciera lo que me ordenara y no le haría nada a Copito pero a pesar de eso lo aventó contra la pared y el termino así — dije tratando de contener las lágrimas, pero fue en vano ya que las primeras habían comenzado a salir desde que inicie a hablar.
— No llores, va estar bien ya veras.
— Pero — el se acercó y me abrazo de nuevo y me sentí mas protegido de lo que me había sentido en tanto tiempo, es como si fuera el lugar a donde pertenezco... — no quiero que muera — solloce lo mas bajo que puede.
— ¿Querías mucho al gato? — y entonces me doy cuenta de todo.
Siempre he pensado que nosotros no lloramos por lo que creemos que lloramos, lloramos por todo lo que no lloramos en su debido tiempo. Aunque suene como una paradoja o algo así, es la verdad, sacamos todo lo que guardamos y simplemente dejamos salir lo que no hizo daño.
Me aferre a su cuerpo aun temblando sintiendo como sus brazos me rodeaban de forma insegura y parece que se dio cuenta de que no solo lloraba por lo que paso a mi gato, lloraba por todo, por la tristeza, amargura, impotencia, depresión, por todo lo que literalmente rodea mi vida y la destruye rápidamente.
— N-No pue-edo mas — dije en un sollozo.
En eso el veterinario salio y nos miro extrañado - incluso me atrevería decir que estaba celoso pero lo deje pasar - por unos segundos. Después paso a decir que el gato estaba muy débil, ahora todo depende de si pasa la noche o no.
Me limpie las lágrimas y le pregunte cuanto le debía, a lo que solamente sonrió.
— Tranquilo chico, me alegra que te preocupes tanto por tu mascota, te cobrare en total cuando te la lleves.
— ¡Gracias! — dije mas alegre — y a usted cuanto le debo...
— Pues serán — lo pensó un momento — ciento ochenta monedas.
— ¿Esta seguro? Es muy poco para el trayecto, además me ayudo mucho, y ...
— Ya, ya, tranquilo. Esta bien, de verdad.
— Gracias — respondí aún apenado.
— Por cierto, ¿como te llamas? — pregunto el hombre a mi lado mientras el veterinario no apartaba la vista de mi como si me estuviera vigilando.
— Nathaniel, ese es mi nombre. Y ¿usted cómo se llama?
— No me digas de usted, me haces sentir viejo, apenas tengo veinte — dijo haciéndose el ofendido —, yo me llamo Daniel.
Y ahí fue donde me di cuenta de que la vida va en un constante cambio.
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Alma de cristal.
Teen Fiction- No estés triste, a alguien le importas; a mi no, a tu familia tampoco, menos a tus amigos, pero debe haber alguien, un gato, un árbol, no se... algo. Y si, debía haber algo pero no lo encontraría, no en esta vida, fue lo único que atine a pensar...