CAP N°5

53 11 4
                                    

Me senté con ellos para tomar café, incluso me ofrecieron un pan dulce. Me di cuenta que a diferencia de mi familia ellos son cálidos y muy amables.

Estando aquí me sentía como en una verdadera familia...

En cierto sentido llega a ser irónico que me sienta mas protegido aquí que en mi propia casa... casa, ya no se si puedo llamarla así. 

Me ofrecieron quedarme a dormir y entonces si me sentí como un completo invasor, ¿como pude siquiera pensar en ellos como un escape?

El ser humano busca ser libre y poder tener una libertad completa, no parcial ni limitada. Así somos los humanos, criaturas egoístas y déspotas, sin amor, con deseo a lo ajeno, con amor  lo propio. 

— Yo... en verdad gracias, pero debo regresar no quiero problemas en casa. — ellos entendieron rápidamente y se miraron cómplices. 

 — Esta bien— aclaro el medico — mañana veremos que pasa con copito ¿cierto?

— Si — sonreí y mire mi reloj de mano para notar que son las diez de la mañana. 

Salí de ahí después de agradecer por todo, camine por las calles desiertas de un día domingo por la mañana,  algunos comerciantes ofrecían su producto, otros mas daban muestras gratis y solo rechazaba con un leve movimiento de mano. 

Extraño.  Simplemente me parecía extraño y ajeno todo esto. Nunca espere todo lo que paso, yo confíe ciegamente en el y eso paso...

Quizá fue mi culpa por creer en todas sus palabras, o tal vez el realmente es muy bueno engañando, no lo se, quizá nunca lo sepa, es triste en muchos sentidos eso, es como si realmente nunca lo hubiera conocido.

Rebusque en mis bolsas para notar que tengo doscientos dolares, mi padre y Luke me dieron ese dinero. El solo decir su nombre me dejo un mal sabor de boca.

No quise tomar un taxi o camión, quería caminar, aun si tenia que pasar por casi toda la ciudad, —una muy grande a decir verdad— no tenia deseos de llegar pronto a casa, me sentía un intruso en esa casa.

Después de dos o quizá tres horas estaba ya a medio camino de mi casa, conocía estos lugares por que antes vivimos aquí mi padre y yo.

El había conocido a una chica con lo que no llevaba nada serio, pero de igual manera decidió estar mas cerca para frecuentarse más.

Hacia mas de dos años que no estaba aquí … es nostálgico.

Max y Dylan no me han hablado desde que me mude … me preguntó el por que.

Pase rápidamente la calle y me dirigí a su casa, ellos son gemelos, muy diferentes en personalidad, pero siempre soy muy dulces conmigo.

Toque la puerta y me sorprendió que la persona que recibiera fuera la señora Maccquensi, parecía bastante arreglada, como si hubiera de pronto conseguido miles de dolares y se hubiera hecho una gran cirugía. Siempre fue muy humilde, me pregunto si es por que tiene un pretendiente...

— Buenas tardes — dije incómodo — ¿ésta Max o Dylan? — pregunte.

— Hola Nath — dijo con una sonrisa — están arriba con unas chicas haciendo tarea, ¿gustas pasar?

— Gracias.

Subí por las escaleras y cuando abrí la puerta no pude creer lo que mire, mis dos mejores amigos se estaban besando muy intensamente con unas chicas bastante falsas, eran mas maquillaje que chicas.

— Lamento interrumpir — dije incómodo.

— ¡Nath! — grito Dylan, de los dos el siempre fue el más energético. Me abrazo fuerte y agarro un glúteo mío por lo que lo mire mal, el siempre fue muy desvergonzado conmigo.

— Hola — dijo levantándose Max mientras se encogía de hombros incomodo.

— Señoritas — dijo Dyalan — tendremos que terminar la tarea en otra ocasión.

Les guiñó el ojo y ellas sonrieron para dirigirse a la puerta. Me miraron mal unos segundos para después fijarse en gran manera en mi, ¿tengo algo en la cara?

— Adiós chicos — dijo la mas alta — ¿mañana a la misma hora?

Entendí esa referencia, pensé con una risa discreta.

— Tal vez — acoto Max —, nosotros les llamamos.

Ellas se fueron algo molestas. Las observe salir y despues sonreí cuando estabamos los tres solos.

— ¿Como estan rojitos? — dije haciendo hincapié a su hermoso cabello rojo. Eso siempre los destaco con las chicas, sus ojos esmeralda también eran muy llamativos.

— Callate ojos de laguna.

— No, no, ya dejame ya me voy — dije dramáticamente. En eso Max me abrazó por detrás y me tiro a la cama para que me hicieran cosquillas. — Ya, ya, me rindo, me rindo — dije entre risas.

— ¿Que haces aquí Nath? — pregunto feliz Dylan.

— Solo vine a verlos, ¿que a caso ya no puedo venir? — dije con una sonrisa.

— No, no puedes — acoto Max, sonriente, rara vez sonreía, y mucho menos hacia chistes.

— Ya, ya, ¿qué ha pasado en mi ausencia?

Me contaron todos los rumores de mi repentina baja en la escuela. Muchos dijeron que me había casado, otros mas decían que me fui a un internado para niños ricos, que me rechazo mi familia y otros mas que simplemente me canse del trató que se me daba — y esa ultima no estaba tan alejada de la realidad — por lo que los acosaban preguntando por mi, como si realmente les importara, me dije a mi mismo.

— Y entonces eso paso — dijo energéticamente Dylan.

— Oh… — susurré impresionado.

Empezamos a platicar sobre mi mudanza, sobre que cosas pasaron y como era mi nueva relación con mi madrastra y hermanastro. Ahora que lo pienso me siento como cenicienta — reí por el mero pensamiento de ser cenicienta y tener una madrastra y hermanastras malvadas —. Les conté de todo lo que sucedió sin omitir ningún detalle y pude notar como sus caras de alegría se deformaban levemente para después parecer furiosos.

— Voy a matarlo — gruño Max.

— Yo te ayudo — acoto Dylan.

— ¡Esperen! — les interrumpí algo asustado, ya que los gemelos se daban a temer cuando así lo querían — no quiero que intervengan — aclare con firmeza — tal vez pueda arreglar las cosas y… no se, quiero pensar que solamente es un rencor de niños el cual se desaparecerá prontamente.

— ¡Debes estar bromeando! — grito furioso Dylan, me sentí tan pequeño, como cuando era un niño y - en ese tiempo aun amaba y respetaba a mi padre - mi padre me gritaba o insultaba, solamente me encogí en mi lugar — ¿¡Acaso has visto tu rostro!?

Me quede en silencio ¿Mi rostro? ¿Que tenia mi rostro? ¡Los golpes! ¡Claro! Con tantas cosas en mente casi olvido que debo tener mi rostro lleno de golpes.

— Ya lo se — susurré.

— Debes hacer algo, y si no lo haces tu, lo haremos nosotros — espeto con desden Max.

Me quede en silencio, meditando y midiendo cada posible palabra con la que podría objetar, pero nada, simplemente no podría ganar esta pelea.

— Y entonces ¿qué harás? — susurró Dylan al verme tan callado.

No lo se…

Y realmente no sabía si debía luchar o dejarme vencer.


~•~•~•~
Se que nadie lee mi historia pero igual :'v
Gracias a los que han dejado una estrellita, me hacen muy feliz.

Mucho amor de parte de este gato loco xd.

Cat_Sad

Alma de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora