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Miércoles 5 de Julio de 2017

Soplo el fuego danzante de la vela que se encuentra frente a mí provocando aplausos y vítores por parte de los que me rodean.

− Que la muerda, Que la muerda – Canturrean. Eso es lo que dijo él. Pienso para mí y sonrío a mis amigos que me miran expectantes.

Sueñen con que la voy a morder imbéciles, sé bastante bien lo que quieren hacer – los miro acusadora y antes de que se lo esperen, la muerdo y nadie alcanza a hacer su pérfido cometido: hacer que mi cabeza terminara enterrada en ese montón de crema de chocolate

− Awwwww que aburrido. Me lo perdí – dice Erick saliendo de la cocina de mi apartamento, corriendo con la cámara en una mano y una cerveza en la otra

− ¡Hey! ¿Qué haces con una de mis cervezas importadas idiota? – le grito y me pongo de pie decidida a quitársela, pero me pone cara de cachorro abandonado

− Vamos Isi por favor dame en el gusto. Eres la única de todos estos − señalando al grupo que ya se predispuso a cortar la torta de mi cumpleaños número veinticinco – que tiene cervezas de calidad y es mi mayor placer cuando vengo a tu apartamento – enarco una de mis cejas en una expresión de ¿en serio? – bueno, uno de mis mayores placeres – me mira lascivo y me guiña un ojo haciéndome reír.

Erick es uno de mis mejores amigos desde la universidad. Nuestra relación de amistad desarrolló un nivel de confianza distinto al que tengo con los demás chicos del grupo. Para dejar las cosas claras, Erick y yo tenemos una relación extracurricular que involucra jadeos, gemidos y sudor, bueno follamos, de vez en cuando, pero ambos sabemos que solo somos amigos y nunca seremos nada más. Nuestro mayor sentimiento encontrado es el eterno amor de amigos que compartimos. Erick me abraza por la espalda cuando me volteo y me besa la sien.

− vamos cumpleañera – me dice guiándome a la mesa del comedor – ¿Que has pedido? – pregunta y el resto de los chicos le siguen la corriente preguntando

− Absolutamente nada – digo satisfecha de mí misma quitándole la cerveza de la mano a mi amigo quien protesta – saca otra de la nevera – le digo – me da pereza ir a buscar una para mí – le guiño un ojo y le lanzo un beso cuando me muestra el dedo medio.

− ¿Cómo que no has pedido nada? – dice Daniel otro de mis amigos.

− Nada. Tengo todo lo que quiero aquí conmigo – digo satisfecha esperando comentarios molestos, pero extrañamente no los recibo si no que recibo un abrazo de cada uno de ellos – ¿Quiénes son ustedes y donde están mis verdaderos amigos? – Digo entre risas

− No es nada solo estamos algo emocionales – se explica Joaquín. Yo lo miro extrañada

− Está bien, chicos, no saben mentir. Suelten la sopa o los haré soltarla – digo con el cuchillo de la torta en la mano apuntándolos. Noto que se miran, como si trataran de pasarse la palabra entre todos. Yo enarco una ceja claramente mosqueada – Me estoy haciendo vieja esperando que hablen... HABLEN DE UNA PUTA VEZ − grito y los altero ya que jamás levanto mi voz. Erick, que aún está detrás de mí, me aprieta los hombros de manera afectiva y toma la palabra

− Está bien chicos no se peleen que yo le digo − dice con su, tan típica, voz ronca y rasposa que pone cuando se quiere sentir superior − Con los chicos, estuvimos conversando y pensamos que después de lo qué pasó con Joseph...

− ¿Sinceramente creen que yo quiero hablar de ese hijo de puta en mi cumpleaños? − escupo las palabras hijo de puta al decirlas

− Pensamos que por el juicio has estado pasando mucho estrés...− continúa Erick obviando mis palabras.

Catársis: Ámame - Serie Catarsis #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora