Matt y yo permanecemos abrazados por lo que parece una eternidad y me siento tan a gusto que me quejo cuando se aleja.
− Mi familia ha quedado preocupada, les he explicado lo que deben saber, no te preocupes. – dice acariciando mi mejilla con su pulgar – pero debo avisar que está todo bien. – asiento con la cabeza
− Dame cinco minutos – me sonríe me besa la sien y se marcha dejándome en el baño, mirando mi rostro demacrado por el llanto en el reflejo del espejo. Me ha dicho que me ama y yo no he respondido nada. ¿Le quiero? Si. ¿Le amo? No lo sé. Decido no pensar de más en ello y lavarme la cara.
Salgo del baño y descubro que estoy perdida, no sé cómo he llegado aquí e intento guiarme dentro como puedo. Hay un montón de puertas, camino hacia donde creo que es hasta ver un ventanal.
− ... Dime la verdad Hugh. Te vi como la mirabas – me paro en seco cuando delante de mí veo una puerta abierta y escucho una ofuscada discusión. Demonios. Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, pero si paso me verán y pensarán que estaba escuchando, mierda. ¿Qué hago?
− No sé de qué hablas Bree. – Hugh exclama exasperado
− ¿Te gusta no es así? ¿Te gusta Isi? – doy un respingo al escuchar mi nombre.
− ¡¿Cómo puedes pensar eso?! – El grito de Hugh no es fuerte, pero es severo.
− No estas respondiéndome Hugh. ¿Te gusta? ¿Sí o no? – la voz de Bree es cortante, seria y fría, no parece la voz de una adolescente.
− ¡Está bien! Sí, me gusta – Santa mierda. Bree ahoga un gritito horrorizado
− ¡Lo sabía! – dice acusadora – Espero que no estés pensando en hacer nada al respecto.
− ¡Claro que no! Es la novia de Matt. Yo la conocí antes de que lo fuera. Sabes bien que estas cosas no se controlan, ¿olvidas a Marcus?
− ¡Calla! No se habla de él en esta casa. – Bree está claramente ofuscada, siento que debo intervenir antes de que se produzca la Tercera Guerra Mundial pero no lo hago por miedo a que sepan que estoy espiando como una vil rata. – Mas te vale no decirle esto ni a ella ni a él Hugh. No quiero que le perdamos de nuevo... − la tristeza en su voz es palpable. ¿De nuevo? Siento unos brazos que me rodean por detrás y doy un respingo
− Dulzura ¿Qué haces aquí? – la voz de Matt me hace estremecer y sus labios en mi cuello me hacen vibrar.
− MATT – grito, sorprendida para advertir a los hermanos chismosos. – Me has asustado. Estaba perdida, esta casa es enorme – su risa/ronroneo ataca mis sentidos
− Vamos nos esperan para el postre. – me da la mano y dejamos atrás aquella conversación desconocida para él.
Cuando salimos al patio trasero de la mansión Blackwell, Marisse me da un abrazo cargado de arrepentimiento.
− Lo siento mucho cariño – el amor en su voz me hace sentir frustrada, no sé cómo responder a un amor materno que jamás conocí.
− No se preocupe, no había manera de que usted supiera. – ella limpia una lagrima rebelde que cae por su, increíblemente, tersa mejilla.
La tarde pasa sin mayor inconveniente, cuando llega el momento de los regalos saco el pequeño paquete que me ha llegado mientras Matt trabajaba en su estudio. Es una caja pequeña que cabe apenas en mi mano. Dentro se encuentra un pequeño llavero que tiene un corazón de plata en el que va grabada una frase.
"Mon coeur t'appartient. Tout comme mon âme appartient à la vôtre"
Es pequeño y está en francés. Es un regalo más grande de lo que parece y espero que lo entienda. Es cuando veo su rostro que sé que lo ha hecho, sonríe y frente su familia toma mis labios con dulzura y necesidad. La familia aplaude.
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Catársis: Ámame - Serie Catarsis #1
RomantikLa vida es como el paseo en una montaña rusa, aterrador, excitante, lleno de subidas y bajadas, un paseo en el que eres acompañado por gente que eliges y gente al azar, algunos son al aire libre y llenos de luz, otros son en un constante túnel de os...