III

4.7K 412 32
                                    

En el espejo, mis ojos grises me miran con pánico y algo más que no logro descifrar. El maquillaje que traigo es especial para bailar porque se mantiene en su lugar, al menos no me veo mal... El labial matte color rojo borgoña sin inconvenientes, mi cabello algo pegado a mi cara por el sudor, ondulado e incontrolable como siempre. Pero no me veo mal. Puedo con esto. Solo tengo que mandarlo a volar y ya está. Si se pone pesado están los chicos que si grito seguro me van a ayudar... la puerta del baño se abre y me preparo psicológicamente para las risas de las chicas borrachas, pero nada. Silencio absoluto. ¿Podrá ser? Me volteo y si, puede ser. Blackwell me mira con la mandíbula tensa.

− ¿Cómo es que siempre te escapas de mi preciosura? ¿a qué le temes? – me dice sin acercarse. Me estremezco. ¿alguna vez su voz dejara de tener ese efecto en mí?

− A nada... − miento

− ¿Y por qué corres de mí? – pregunta con una mirada intensa y esta vez da un paso hacia adelante. Pienso en retroceder, pero eso solo le daría importancia

− No te creas el centro del universo Blackwell – digo firme, al menos en mi voz porque lo que son mis piernas, pura gelatina. – Yo no corro de ti porque paso de ti. – Sonríe

− ¿Ah sí? – pregunta y da otro paso hacia mí. Siento como mi respiración se irregulariza y mi corazón quiere salir de mi pecho. No debería sorprenderme la manera en que mi cuerpo me traiciona en su presencia.

− Claro – digo encogiendo uno de mis hombros fingiendo desinterés – por mí, podrías ser un polvo sin importancia más en el baño de un club nocturno – Mentira. El ríe burlón y sin despegar su mirada de mí se acerca hasta quedar frente a mí.

− Entonces probemos ¿Quieres? – frunzo el ceño. No entiendo. Se acerca a mi oído. Maldita manía esa la suya – Seamos un polvo más que marque estos baños – Enarco mis cejas, sorprendida y jadeo ante la expectación de su propuesta. Pero NO, debo ser fuerte. Tú puedes Isi.

Como te dije antes Blackwell – cuadro mis hombros y sonrío cínicamente – Soy selectiva con los polvos que me doy. Incluso con los que no tienen ni una pizca de importancia en los baños de los clubes nocturnos. – lo voy a rodear para irme, pero él toma mi antebrazo y me gira. Me toma la espalda y la nuca con una mano, con la otra mantiene mi cintura pegada a él. Sus labios, ya conocidos por los míos, toman mi boca con avidez, sensualidad, violencia y pasión, me derrito ante su intromisión, gimo, solo me ha besado y ya estoy rendida. Maldita sea si dejo que siga haciendo esto estaré perdida. Nuestras lenguas danzan, se acarician, me falta el aire, pero no me importa. Sus manos cambian de posición a mis muslos y con mucha fuerza me levanta del suelo haciendo que mis muslos se abracen a sus caderas, pero no por mucho tiempo ya que me sienta en los lavaderos del baño quedando a su altura, sólo para seguir besándome, mi cuerpo vibra y siento como que me elevo, el tiempo está pausado, no sé si son minutos, horas, segundos. Sus besos y cercanía de a poco se están convirtiendo en mi peor kriptonita y no me lo puedo permitir. Sin embargo, mi cuerpo solo quiere seguir. De alguna manera sus besos logran hacer cortocircuito entre mi cuerpo y mi cabeza. Mi cabeza dice PARA, pero mi cuerpo solo pide MÁS. Mis manos lo recorren por debajo de su camiseta blanca ceñida, mis uñas rasguñan su piel desprotegida haciéndolo gruñir haciendo que yo sienta un tirón en mi vientre bajo, sus manos bajan a mi culo y lo aprietan.

Nena, por Dios. Vas a ser mi perdición – Dice con un rastro de desesperación mientras apoya su frente en la mía. Lo mismo digo... pienso – Desde que esa boca tuya hizo las promesas más sucias que he escuchado. Estoy obsesionado con llevarlas a cabo – dice mirando mis ojos con tal intensidad que tiemblo. – ¿Qué es lo que tienes? – Aprieta mi cintura

Catársis: Ámame - Serie Catarsis #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora